23 jun 2009

TENÉS QUE ESCUCHAR II


Argonauticks: Una banda muy interesante, con matices compositivos que van del jazz, al progresivo pasando por rítmicas con fuerte acento en el reggae. Fusión que se apoya en una extraña conjugación idiomática. Cantante italiano y una disco en la calle desde el 2008, "Babel ´n´ auticka", que podés bajar directamente de la página oficial de la banda.

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Marcos Luc: El músico cordobés (ex Ma´Per Que) se lanza a su carrera solista con la misma solidez compositiva que lo caracterizó en su experiencia previa. Contador de historias memorables, un artista integral que se ubica como referente indiscutido del complicado circulo musical del centro del país.

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17 jun 2009

ABONIZZIO


El 2009 encuentra a Adrián Abonizzio a punto de entrar a grabar su nuevo material llamado "La Madre de todas las batallas", esperando un mejor destino para su querido Rosario Central y seguramente dándole forma a un montón de otrs proyectos y espacio musicales y culturales que hacen de aquella ciudad santafesina cuna cultural de la Argentina. Esta bien, esto último suena exagerado, pero repasemos la historia (al menos de nuestro rock) y veamos si la afirmación esta muy alejada de la realidad: Hace un par de años, hacia finales de 2006, tuve la suerte de cruzar con Abonizzio unas pocs palabras que quedaron en un viejo grabador y que hoy quiero compartir con ustedes desde este espacio. Rosario y la Trova. Con ustedes, palabras de un trovador.

...El trabajo permanente con Lalo de Los Santos...
"Yo ya había grabado un tema que le había puesto letra sobre una música de él, esto fue cuando Lalo estaba en vida y después esta un proyecto que se llama "Tangolpeando", que es un disco de tangos (N.R: el disco espera aparecer al mundo durante este 2009). Ahora descubrí otras cosas que estan hechas, grabaciones caseras que estoy tratando de pasar en limipo para darnos el gusto, hasta que se termine el material, de seguir componiendo. Su partida imipidió que sigamos componiendo y lo que quedó es un pequeño homenaje a nosotros, a nuestra amistad y bueno...no son muchos, son tres o cuatro temas pero que tengo ganas de seguir trabajando"

..."Perspectivas actuales de la trovarosarina"...
Aquello es como que terminó casi cronologicamente, una cuestión de edad y hasta de forma de vida. Es como que la ilusión ya se profesionalizó, por decirlo de alguna manera. Cuando uno empieza está muy ilusionado en concretar cosas que uno tiene adentr y comparte cosas, ahora se comparten menos cosas, cada uno graba o filma películas pero no estamos juntos con esa ilusión. Ese abismo de pensar "qué pasará con nosotros". Ya pasó, ya convertimos ese sueño en realidad pero yo creo que la cosa se diversificó, para todos lados. Creo que la vida te va presentando algunos atajos y algunas encrucijadas. Algunos resolvemos las encrucijadas, algunos se toman algún atajo, pero bueno o malo, eso no quiero juzgarlo. Pero bueno, creo que pertencemos a una manada espiritual que todavía está junta aunque no físicamente.

..."Rosario del 82`y después"...
Ahora en cuanto a los hijos o la descendencia...no se si no la hubo o uno no se da cuenta. Lo que sí, se guarda un respeto generacional a lo que hicimos nosotros, lo admito con orgullo y sin arrogancia. Es como que de la nada, eramos un equipo del interior, peleamos por un campeonato de ascenso, jugamos en primera y es como que robamos algún campeonato. Después no nos fuimos al descenso, pero nos quedamos ahí con un trofeo en la vitrina.
Hay que reconocer que esto es como una tribu. Uno recoge la experiencia de los mayores y se supone que esa experiencia es tomada por el que viene después. No se si dejamos una descendencia, no se si tenemos la culpa de haberla dejado o no. Tal vez la hayamos dejado pero con otros matices porque pasó mucho tiempo y hubo muchos sonidos y muchas cosas. A mi me gusta mucho el tema del músico que se planta y toca sólo la guitarra y eso aunque parece fácil es lo más dificil. A veces es fácil enmascar todo un tema musical con sonidos, con la banda y demás pero en caunto a la escencia del trovador, yo no veo que haya mucha continuidad en Rosario. Si veo que se diversificó mucho más para el lado del folclore, hay mucho de eso en Rosario. Ahora, creo que no me corresponde decir si dejamos o no. Uno no sabe que es y menos va saber que el otro es lo que no sabe que es. Parece un juego de palabras, pero es así.

Seguí el quehacer de Adrían Abonizzio

11 jun 2009

EL MANAL DE LA BOMBA!


No todo era nada, es verdad pero en épocas de fundaciones, las génesis se suceden, se superponen y todo va confluyendo en una identidad cada vez más amplia pero, a la vez, más delimitada, fija, clara, transparente.

Hay una tapa que anuncia lo que se comienza a plasmar a partir de los primeros fraseos, hay una bomba que ya no se esconde, se muestra y busca explotar. La ciudad estalla, el hombre también. Los sonidos comienzas a mixturarse de manera novedosa. Es blues, es castellano. Hay asfalto, olor a ciudad. Es un trío, donde no hay tríos. Canta el baterista y como canta! Es Manal, que parte hacia la historia.

El despegue, no parte de la nada, claro está. Tiene una base sólida en Mandioca. “La madre de los chicos” que Jorge Alvarez y Pedro Pujó crearon en unos de los primeros gestos de ruptura con el sistema reinante en la producción musical de nuestro país. Un principio rupturista que encontrará su contradicción central y su máxima expresión en la necesidad de “entrar al mercado” que tenía un movimiento cuya expresión era la producción de obras musicales y literarias. Como máxima expresión de esa ruptura aparece este caso de la primera discográfica dedicada exclusivamente a la producción de artistas locales (la pionerísima Mandioca). Como principal contradicción, con varias salidas propositivas a lo largo de la historia aparece lo que el sociologo Pablo Vila identifica como la “transa” que el define como el acto de “entrar en transacciones con el sistema, por ejemplo, comercializando música, abandonando los valores originarios, etc”. Lejos de la Transa y la prostitución”, Mandioca se propuso combatir los primeros reveses que el statu-quo aplicaba al rock de una manera implacable, creando sus propios métodos y medios de producción y difusión. Ahí, en Mandioca grabaron Moris, Miguel Abuelo, Vox Dei, por sólo nombrar algunos. Pero el central fue Manal. Fue el primero en sacar un LP, fue el primero en muchas cosas, también el primero de Mandioca.


En el primer disco del trío formado por Gabis, Medina y Martinez hay de todo y todo es novedoso y paradigmático. La prosa beatnick cruza el trabajo de principio a fin. Cuando “Jugo de Tomate” tronaba sus últimas vibraciones, el hombre aparecía otra vez en primer plano. “Porque hoy nací”.Planteo existencial en la voz de Javier Martínez. Una voz que parece venir de otra dimensión. Melodías densas, desconocidas. Un voz grave, desgarrador comienzo de vida. “Porque hoy nací y el viento de los vivos me despertó”. “Avenida Rivadavia” estrena la cuidad en primer plano, las calles porteñas se hacen presentes de manera inmejorable. La métrica del tema es inédita para nuestro país. Hay jazz en el swing, la garganta explota en clave de soul y es Buenos Aires. Es la Avenida Rivadavia. El paisaje del centro porteño, aparece un enamoramiento repentino y en el fondo, un himno. La ciudad, la calle. El hombre, que antes nació, ahora camina, toma un tren, se enamora.

El disco avanza, la púa sigue contagiando mensajes al alma y la profundidad de aquellos nuevos sonidos empiezan a disipar las pocas dudas que había…estamos frente a un clásico. A todo esto, el pensamiento nos remonta a aquellas ideas con aroma a vanguardia y aire de revolución: ¿Era una locura pensar en hacer blues y encima cantarlo en castellano? El castillo de certezas de la industria musical argentina se termina de derrumbar en el tema que cierra la cara A del disco. “Todo el día me pregunto”. Existencialismo en clave joven de la bohemia porteña. El periodista Juan Carlos Kreimer escribió en el sobre interno del LP: “Pienso en la depuración del conjunto, en el espectro de ritmos que abarca, en sus fraseos delirantes y exactos, en sus acordes dolientes, pero vitales. Y anoto: spirituals porteños, el sonido de una generación que quiere crecer”.

No sobra la aclaración en tiempos del mp3. Tenemos un disco en nuestras manos, es hora de darlo vuelta, de encontrarnos con el lado B. Allí, la muestra más acabada del rock, del blues hecho en Argentina. Paisaje suburbano, barrio industrial. Arrabales. Lunfardo joven. “Avellaneda Blues”. Tango-Blues. La melancolía porteña y la densidad de la música del Mississippi en perfecta sintonía. Algo nace, se puede oler. Como la humedad. Como el humo de las fábricas. El duende de hormigón. El vagabundo. Los obreros. El barrio. Todo en la obra maestra de Javier Martinez, que a esta altura del primer disco de la banda que lo tiene como letrista, ya se ubicaba como el principal poeta joven del suburbio porteño. La amplitud del pensamiento y la complejización de la mirada sobre el campo en el que se trabaja lleva a la necesidad de expresar verdades no dichas hasta aquí. Manal es asfalto, es calle, es ciudad pero la ciudad también oprime. La esperanza puede encontrarse en otro lugar. El regreso a la naturaleza, la esperanza aparece en medio de un disco descriptivo. El hombre, escapa de ciudad, el sistema obliga a buscar alternativas. “Oxidarse o resistir, prefiero sonreir” se escucha en “Una casa con diez pinos” el himno hippie del primer trabajo de Manal. La idea se repite sobre el cierre del LP, de manera más contundente. “Informe de un día” es la sitesis perfecta para un trabajo que abrirá las puertas a una nueva forma de entender y encarar la producción musical en nuestro país. Riff furioso de Caludio Gabis, distorsión para el bajo de Alejandro Medina. El cierre vuelve a la dicotomía. La ciudad que oprime y el hombre que busca su liberación. La denuncia de la “rutina de continuar”. El cierre es rock, es blues, es crítica y propocisiòn.





8 jun 2009

EL DÍA QUE MASSERA HABLO DE ROCK


En el posteo anterior hacía referencia a la desconfianza con la que las cupulas militares observaban al rock y a la juventud en general. Con claridad, tanto los músicos de la corriente como los seguidores e intelectuales cercanos al movimiento eran considerados un “elemento peligroso” para el proyecto de los generales en el poder. Pero hasta 1977, nunca estas visiones se habían puesto de manifiesto explícitamente en público. En Noviembre de ese año, el Almirante Emilio Massera dio un discurso en la Universidad del Salvador, e instó a no seguir el ejemplo de los jóvenes "que se inician en el rock y derivan en la guerrilla". Lo que Massera decía marcaba un antes y un después en la vida de la cultura rock en medio de la dictadura. En aquel discurso, se comenzaba por resignificar el sentido de la universidad: “En una etapa de la historia del hombre que se caracteriza por un impulso hacia la fragmentación, la universidad debe constituirse en el centro vital que reagrupe la información pluralista, para devolverla procesada en el sentido de unidad y no de diversidad.” Para luego alertar sobre la situación de la juventud: “Los jóvenes se tornan indiferentes a nuestro mundo y empiezan a edificar su universo que se superpone con el de los adultos sin la menor intención (al principio) de agredirlo deliberadamente. Es como si se limitaran a esperar con toda paciencia la extinción biológica de una especie extraña e incomprensible; mientras, hacen de sí misma una casta fuerte, se convierten en una sociedad secreta a la vista de todos, celebran sus ritos (la música, la ropa) con total indiferencia y hoy buscan siempre identificaciones horizontales, despreciando toda relación vertical (…) Después, algunos de ellos trocarán su neutralidad, su pacifismo abúlico, por el estremecimiento de la fe terrorista, derivación previsible de una escalada sensorial de nítido itinerario, que comienza con una concepción tan arbitrariamente sacralizadota del amor, que para ellos casi deja de ser una ceremonia privada. Se continúa con el amor promiscuo, se prolonga en las drogas alucinógenas y en la ruptura de los últimos lazos con la realidad objetiva común y desemboca al fin en la muerte, la ajena o la propia, poco importa, ya que la destrucción estará justificada por la redención social que algunos manipuladores (generalmente adultos) les han acercado para que jerarquicen con una ideología, lo que fue una carrera enloquecedora hacia la más exasperada exaltación de los sentidos. Finalmente, el Almirante que ya por aquellos años comenzaba a autoproclamarse como “el político” dentro de la Junta de Gobierno, daba un cierre a su discurso con un silogismo en el que nuevamente aparecían las razones que guiaban su accionar: “Estoy verdaderamente persuadido de que la malversación del pensamiento y la inestabilidad de los valores en la gente joven son las consecuencias más destructivas de la llamada crisis de seguridad que definen a nuestra época mientras invitaba a los jóvenes a construir una “República concebida como una estructura Moral y una estructura Cultural destinadas a contener y expresar a una comunidad

Ahí estaba la juventud roquera. Esa lectura que Massera hacía de la situación joven hacia finales de 1977 daba cuenta de que una vez eliminado, o al menos herido de muerte, el campo de la militancia armada en la juventud, había que comenzar a prevenir riesgos. Y el rock era algo peligroso. Sus ideas, sus rituales, sus basamentos de permanente quiebre generacional no eran algo muy bien visto en aquella argentina de finales de década.

¿Cuál era, en realidad, la juventud que "formaba" el país militar?...Con el correr de los años, la realidad en materia educativa iba a complicarse cada vez más. Una encuesta aparecida en la provincia de Santa Fé revelaba que el nivel de la educación media en la argentina disminuía a paso acelerado, los jóvenes leen cada vez peor, sentenciaba aquel informe. La realidad en los secundarios se acercaba cada vez más a las conductas y costumbres castrenses: uniformes, marchas militares, cabellos muy cortos para hombres, correctamente recogido para las mujeres. Los jóvenes ordenados marcialmente brindaban el espectáculo con el que los militares afirmaban sus objetivos relacionados con el orden y el control.

El rock, la juventud, la vida estaba en otro lado.





Las citas pertenecen al texto La universidad debe condenar la demagogia, expreso Massera”. Diario La Nación. Ed. Vespertina. Pag.22. Bs. As. 26 de Noviembre de 1977.

5 jun 2009

UNA BOCANA DE AIRE

(el regreso de Almendra)

Desde el 24 de Marzo de 1976, cuando el golpe militar más sangriento del siglo XX se asentó en las instituciones de nuestro país, la cultura rock y los jóvenes en general comenzaron a atravesar (como todo el país) una de sus etapas más duras.

Al encarar el campo de acción (lo que ellos entendían como campo de batalla) los militares pusieron el ojo en la juventud. En palabras del el sociólogo Pablo Vila en su trabajo “Rock en Argentina. Crónicas de la resistencia juvenil”, una nueva figura aparece con la argentina del proceso: “Surge el joven-sospechoso, debido a que la mirada y el discurso han unificado los dos términos, neutralizando la oposición de los mismos. El ser joven "remitía" a 'lo delictivo', pero no exclusivamente a lo delictivo determinado de acuerdo a una caracterización legal, sino mezclado con 'lo conspirativo', con las 'cosas raras': una imprecisa potencia disolutoria.” Esa potencialidad que las cúpulas evidenciaban como propia en los jóvenes, intento ser controlada de manera inmediata desde las esferas ubicadas en los ministerios públicos. Así, los militares trabajaron fuertemente en una reglamentación que iba dirigida de manera directa a ese sector en el que encontraban un elemento de “alta peligrosidad”. La Universidad, los medios de comunicación, las esferas culturales, la industria discográfica, las redacciones, las editoriales, todos aquellos sectores que podían o tenían la capacidad de influir sobre la juventud, eran adoctrinados para actuar en un sentido que sonaba al unísono del clarinete y las marchas militares.

Durante los primeros días de los militares en el país, más allá de vivencias y sentimientos personales, los referentes de la cultura rock y su cúmulo de seguidores no se sintieron directamente perjudicados. Pese a un par de shows suspendidos (“por seguridad”), quienes sobrevivían a las razzias en los recitales, observaban un ejercito montado a la salida de los espectáculos, eran requisados de manera abusiva y trasladados en colectivos junto con decenas de jóvenes para averiguar antecedentes no veían en aquellos primeros meses un cambio significativo con respecto a lo que siempre había pasado. Claro que las cosas se endurecieron y rápidamente se comenzó a sentir: las permisiones que las fuerzas de seguridad se daban en los operativos, los traslados, las requisas, las preguntas… algo había cambiado.
Para la lógica de la dictadura había una relación entre movimiento de rock y subversión, la cuestión era desarticular el circuito de los recitales, dado que éste era el ámbito privilegiado de constitución del "nosotros" del movimiento. Pablo Vila reconoce que la práctica disuasiva que los militares llevaron a cabo en este ámbito comenzó, como recién evidenciaba, con una aparente indiferencia para seguir con una serie de pequeños movimientos que tendían a “boicotear” espacios de encuentros de menor envergadura para así ir sembrando la sensación de inseguridad y temor permanente. La bomba de gases lacrimógenos que explotó en medio de un recital del grupo Alas en 1977, responde a este tipo de “operaciones menores” que daban cuenta de la intolerancia que se comenzaba a explicitar. La “marca” dejada en los recitales más chicos, siguió con un aumento significativo del accionar militar represivo durante las previas y a las salidas de los grandes recitales que se organizaban en el Luna Park, para luego seguir con las “recomendaciones” que las fuerzas de seguridad hacían a los dueños de los locales para que no contrataran artistas de cual o tal tipo debido a su supuesta inconveniencia. Todo este accionar, fue obligando a los músicos a refugiarse en algunos centros periféricos de resistencia, sino en escuelas y en sindicatos. Muchos, cansados o amenazados, fueron lentamente expulsados al exilio.
1979 sería el año en que el rock comenzaría a resurgir de sus propias cenizas. Y nada mejor para eso que volver a la génesis de las cosas. Almendra y Manal, dos de las bandas que integraban la trilogía inicial de la historia del género en nuestro país anunciaron su regreso. Mientras tanto, Moris volvía de su exilio en España para una gira nacional. La vuelta de Manal y Almendra significaban, desde la previa, el regreso a escena de los grandes colectivos compuesto por dos generaciones de jóvenes que se movilizaban por la vuelta de ambos grupos. Las fuerzas de seguridad se encontraron de repente con un espectáculo inimaginado meses atrás. Treinta y un mil personas se congregaron en los recitales que marcaron la vuelta al ruedo de la banda liderada por Luis Alberto Spinetta. Quienes tuvieron la suerte de presenciar alguna de aquellas seis presentaciones fueron ferozmente requisados a la entrada del estadio, las fuerzas de seguridad habían desplegado un operativo de magnitudes impensadas para la época. El comando anti-drogas se había preparado especialmente para la situación. Durante las salidas volvieron a aparecer las viejas postales de colectivos plagados de jóvenes demorados rumbeando hacia la comisaría más cercana (o quién sabe a dónde) por averiguación de antecedentes, posesión de estupefacientes, o por simple precaución, el “joven sospechoso” del que hablaba Pablo Vila se hacía presente. El regreso de Almendra significaba, al menos en lo simbólico, la reapertura de aquellos caminos que la cultura rock había comenzado a trazar desde sus comienzos. Un cierto aroma a libertad resurgió por esas noches de Obras Sanitarias. Emilio Del Guercio (bajista del cuarteto) le comentó a Eduardo Berti para su libro “Spinetta. Crónicas e iluminaciones” que los conciertos tuvieron “razones extra musicales. Las cosas estaban tan mal entonces que necesitábamos recordarle a la gente que habíamos estado en otro momento mejor y que Almendra había sido parte de ese momento. Queríamos golpear, producir un efecto de shock tocando esas canciones. Tal vez suene un poco omnipotente, pero la gente vinculada a nosotros lo precisaba. Ahora que estamos en democracia podemos ver esto con otra perspectiva pero acordate que en esa época se había producido un gran adormecimiento en la gente.”
Durante los recitales, la banda estrenó un cuatro de canciones que luego iban a confluir en un trabajo en vivo y otro en estudio. Las compocisiones elegidas se enclavaban en lo profundo de la realidad nacional y, al estilo de Almendra, denunciaba mientras volvía a abrir las puertas en el camino de la liberación. La realidad no era igual a la de los finales de la década anterior (cuando el grupo se había formado), diez tormentosos años regados de sangre y un par de oscuras experiencias personales habían trastocado la cabeza de los músicos. Eso aparecía en las letras y la gente captaba el mensaje a la perfección. Al fin y al cabo, el tiempo había golpeado a todos de una manera similar. En “Vamos a ajustar las cuentas al cielo”, Spinetta canta ante la ovación del público: “Vamos a ajustar las cuentas al cielo./Ya lo sé,/el tiempo me dará la razón/ya es hora/de que las cosas cambien”
En “Hilando fino” el panorama era aún más claro, la letra puede, mirándola un par de décadas más tarde tener un destinatario preciso. Una canción de amor con fragmentos más que interesantes a la hora del análisis. Spinetta nunca habla de sus temas, pero acá podemos encontrar un perfil, un personaje, atrás en el tiempo, omnipresente en el imaginario argentino de la época. “Hilando fino/tu sueño murió/tus puertas se abren/debes seguir o volverte (…)
No hay un corazón/ que quiera una guerra/con nuestros hermanos/ni loco/ni soñando.”
En “Jaguar herido” está quizás el testimonio de época del flaco Spinetta. Obviamente, no de manera directa, un tema plagado de metáforas, a su manera, pero echando mano a un recurso que ya había usado Gieco en su “Tema de los mosquitos” y que un año después Miguel Cantillo utilizaría en “La jungla tropical”. El represor aparecía en este caso en la figura del cazador. “El cazador esta muerto/entre mis manos/pero al luchar/sus balas me quemaron” arrancaba el tema para luego narrar una historia donde la sangre y la violencia aparecen en primerísimo plano.
Más de setenta mil personas juntaron los Almendra en su gira alrededor del país. El aire que se comenzaba a sentir diferente. Las denuncias internacionales por violaciones a los derechos humanos comenzaban a recaer fuertemente sobre la Argentina. Los logros deportivos que se habían obtenido durante 1978 y 1979 se iban disipando. Las “locas de la plaza” tomaban cada vez mayor visibilidad pública. Todo el mundo tenía algún conocido, algún vecino, algún compañero de trabajo o de colegio del que no se conocía su paradero. El plan económico comenzaba a derrumbarse. La juventud, y la sociedad toda, iba perdiendo lentamente el miedo.


También publicado en El mundo entre las manos virtual

1 jun 2009

SUPONGAMOS...

Supongamos que, efectivamente, Los Piojos se han separado. Que ya no habrá estadios, no más discos novedosos. No más modificaciones del logo. No más Piojos in situ. A partir de eso intentemos hablar como si algo hubiese terminado. Pero no lo hagamos con la "grandilocuencia lameculo" que suele hacerse. Elijamos una parte de la historia piojosa y charlemos al respecto.
Con Los Piojos se puede esfumar todo un halo de progresismo sesudo que se parió en los noventa en medio de una decadencia social, política y cultural de las más desastrozas de la historia nacional. Los Piojos supieron poner sobre el tapete una serie de conceptos culturales que se destacaban del resto por su "contenido intelectual". Muchos han sido los grupos que, en medio de su época, se destacaron del resto apostando a una superación de la especie desde las formas elegidas para encarar cuestiones que se ponen sobre el tapete en determinados momentos. Los Piojos, repito, fue en medio del rock del menemismo, una bocanada de aire puro, un grito que se diferenciaba del resto. Con Los Piojos, el estruendo de la indignación aparecia superando a la indignación misma.
Desde sus primeras épocas, la banda de El Palomar rompía desde su postura general con lo monolítico de un movimiento que comenzaba a regirse en base a la existencia de bandas con genesis barrial. El suburbio aparecía, por primera vez en la historia, como lugar central de una cultura que comenzaba a ocupar la escena roquera en la Argentina. En ese ámbito en donde la pobreza se extendía a todos los sectores de la sociedad, el barrio conllevaba todo un concepto y una visión del mundo que golpeaba abofeteando al país. La pauperización cultural, fruto de la pauperización social e hija de las administraciones corruptas ofrecieron un abanico de nuevas formas líricas que se paraban desde la denuncia y el grito de rebelión. Andrés Ciro Martinez, desde la punta de su pluma y la vibración de su garganta supo ponerle un toque superador a ese estruendo, un toque politicamente incorrecto para una sociedad desencantada de la política y los políticos.
El punto máximo de lo que estamos hablando se encuentra, justamente, en el momento en que todo estallaba. En el comienzo de la huida de los todos que no se fueron. Verde Paisaje al infierno, aparecido en el año 2000, traía dos temas paradigmáticos en esta corriente de pensamiento pojiosa: "El reggae de rojo y negro" y "San Jauretche". "En la banda, el más interesado en política soy yo, que me considero socialista y nacionalista. Me gusta el pensamiento de Jauretche." decía Ciro en una nota al diario cordobés La Voz del Interior y bien claro quedaba que su pensamiento, era el que la banda imprimía en cada uno de sus movimientos. Ese pensamiento "socialista y nacionalista" que decía tener Ciro se plasma en toda la carrera piojosa. La versión del tango "Yira Yira" en "Chac tu chac", la aparición del primer himno maradoniano en "Tercer Arco", el paisaje porteño dibujado en "Cruel", pasando por el derrumbe anticipado en "Babilonia" o el desarrollo argumentativo del "Balneario de los doctores crotos" iban desembocando en dos hitos del rock anti-imperilista de los noventa. La mirada idílica hacia Cuba y la recuperación de una figura histórica del pensamiento nacional y popular fueron las frutillas del coctel histórico de Los Piojos en clave de cultura popular.
Despúes vinieron años de decadencia estética y cómodos discos en vivo. Ahí, vale decirlo, todo parecio caerse y la ausencia de novedades no solo estancaban la producción sino que desvirtuaron algunas cosas que aparecían con claridad años atrás. Ciro, podía decir en un diario que votar a Macri era lógico e incluso que él podría haberlo hecho de haber tenido la oportunidad y los espectáculos masivos sólo mantuvieron el aura perdida en el "Uno es todos / y todos somos uno" con que Ciro cerraba los recitales.
Más allá de eso, estos lineamientos históricos tuvieron su reaparición ideológica en el último disco piojoso. Basta escuchar "Cruces y flores" o "Civilización" para dar cuenta de una militancia lírica sobre bases firmes que, pese a todo lo demás, no desaparece.
Supongamos que Los Piojos se separan, entonces podemos pensar que hay cosas que se pierden. Supongamos que Los Piojos se separan y tratemos de imaginar si lo que viene es la decadencia o la superación de la especie.