23 ago 2009

"LA MÚSICA QUE YO HAGO CADA VEZ SE ME PARECE MAS" (*)

Por Diego Fischerman

Es la tercera vez que vuelve a Buenos Aires desde que, en 1977, decidió no hacerlo más. Y hay algo de novela de ciencia ficción, dice Tomás Gubitsch. Como esos viajeros para quienes el periplo dura apenas unos días mientras que en el viejo planeta han transcurrido siglos, para él llegar a esta ciudad equivale a “sentirse en casa”. Y la sensación se traslada a la música. No es mucho el rock que escucha, no es mucho el que le sigue resultando interesante y, sin embargo, aunque su música se meta en el tango, aunque muchos la definan como jazz, él se siente “un músico de rock”. Esa es su casa, para quien hace 33 años cambió, en el ambiente de la música nacional, el standard de lo posible en la guitarra eléctrica y formó parte, en poco tiempo, de los grupos de los músicos más importantes de la Argentina en la segunda mitad del siglo pasado: Luis Alberto Spinetta y Astor Piazzolla.
Gubitsch, que tocaba en el renovador grupo Generación 0, de Rodolfo Mederos, tenía poco más de quince años y llamaba la atención. Tanto que comenzó a tocar en Invisible y fue parte del que tal vez haya sido el momento áureo del grupo, el del disco El jardín de los presentes y el de aquel recital en el Luna Park en que Spinetta incluyó bandoneón. Un momento de acercamiento –el primero y tal vez el último– entre lo más original del rock y del tango, que desembocaría en el concierto de Piazzolla “dedicado a los músicos de rock”, donde hizo enfocar las luces a una platea en la que estaban Spinetta y los integrantes de Alas. Acercamiento que se extendería al segundo grupo electrónico reclutado para una gira de un año, que grabó en vivo en el Olympia de París y donde Gubitsch fue el guitarrista. El se quedó allí, aprendió otras cosas, tocó con Stéphane Grappelli, con Georges Moustaki y con Michel Portal, entre muchos otros, ganó premios, dirigió orquestas, compuso para otros, escribió para el cine y la televisión.
En 2006 presentó aquí el disco anterior del quinteto, Cinco, que fue el primero suyo en editarse en la Argentina (publicado por Acqua). Y cerrando un círculo cercano a la perfección vuelve esta vez, con apoyo de la Embajada de Francia en la Argentina, para presentar el nuevo material de su quinteto y grabarlo en vivo dentro del Festival que la que todavía es su ciudad le dedica al tango. Con el título Medianoche de un Fauno, Gubitsch hará música, con Chalan en contrabajo e incluyendo textos del poeta Jorge Fondebrider, simultáneamente con la proyección de un film en el que se ve la coreografía de Nijinsky a partir de Preludio a la siesta de un fauno, de Debussy. “Fondebrider me contó una vez –cuenta Gubitsch– que cuando Debussy le pidió permiso a Mallarmé para ponerle música a su texto, el poeta le contestó con una pregunta: ‘¿Para qué, si ya tiene su propia música?’ Nijinsky se basa en Debussy, que se basa en Mallarmé sin permiso. Entre Nijinsky y Mallarmé ya no queda nada. Y no-sotros, también sin permiso, nos basamos en el coreógrafo para pensar una nueva música, en la que decidimos que haya muy poco, apenas unos momentos, decididos de antemano.”
En el comienzo de su carrera, Gubitsch era muy chico. Pero era una época en la que, en la música, se empezaba muy joven y los chicos tenían ideas y proyectos grandes. Y Spinetta y Piazzolla no sólo eran grandes. Eran ídolos. “Y eso era más un problema que una ventaja –cuenta el guitarrista–. La idolatría no era lo mío. Siempre me llamó la atención que el primer mandamiento se refiera a eso, a la prohibición de tener ídolos. Estaba mi visión del mundo, pero también estaba mi petulancia. A los 17 años creía que el ídolo era yo. Aun así, Spinetta, después del primer disco de Almendra y de Artaud, era lo más cercano a un ídolo que yo podía tener.” El hermano de Luis Alberto era amigo del de Gubitsch y, según relata éste, “se ve que le pasó el dato y Luis me invitó a zapar el bajo a su casa en Belgrano, donde vivía con su familia. Estuvimos tocando con guitarras desenchufadas y después me dijo que fuera a un ensayo y me dijo que lo habían hablado con el grupo y me propuso formar parte de Invisible. Eso me produjo mucho conflicto, porque yo estaba tocando con Mederos y en esa época no estaba bien tocar con varios grupos. Uno pertenecía a un grupo en especial. Fue el propio Mederos, que tenía una relación muy paternal conmigo, quien me insistió para que lo hiciera”. Entre eso y tocar en el Luna Park hubo muy poco tiempo. Y Gubitsch, que muy poco antes había sido llevado preso, ritualmente, tal como sucedía en ese entonces, precisamente después de un recital de Invisible, estaba en el escenario tratando de que sus compañeros no se dieran cuenta de que era la primera vez que tenía delante una multitud de ese calibre. “Era importante, y lo era también para ellos, que eran mucho más experimentados. El Luna Park no era lo mismo que cualquier sala. Nosotros nos concentramos, como si hubiéramos sido un equipo de fútbol. Nos fuimos el día anterior a un hotel al lado del Luna Park. De lo que no creo que tuviéramos conciencia era de lo bien que sonábamos. Estábamos mal sonorizados, porque acá no se sabía muy bien cómo amplificar a un grupo así, pero creíamos que los grupos de afuera sonaban mucho mejor y ya estando en Europa me di cuenta de que no había muchos que sonaran mejor que Invisible.”
La época con Piazzolla no fue exactamente buena. “Tengo la sensación de que él se cansó rápido de esa idea de acercarse al rock y al jazz-rock –dice Gubitsch–. Y no-sotros, en lo musical, esperábamos más. La batería, por ejemplo, estaba condenada a repetir en el charleston, eternamente, la acentuación 3+3+2. Nosotros teníamos a Bru-fford en la cabeza y eso nos parecía pobrísimo. Un vez Cerávolo intentó meter algo distinto y se acercó Piazzolla y le dijo: ‘No, pibe, tocá lo que está escrito’. Y además estuvo la política. Era 1977. Los conciertos en París estaban organizados por la Marina, como contraofensiva hacia lo que llamaban la Campaña Antiargentina. Y Piazzolla no quería que dijéramos nada. A mí eso me costó que me sacaran el pasaporte y que no pudiera volver a la Argentina.”
Pasaron más de treinta años y Gubitsch volvió al país con una formación que dialoga, sin ocultarlo, con el mítico quinteto del bandoneonista. “Creo que éste es el cierre de este período –reflexiona–. La música que hago cada vez se me parece más. Y ahora siento que este quinteto, que es el grupo que me reflejó con exactitud y que está conformado exactamente por los músicos que elijo, está cumpliendo un ciclo.” Piazzollianamente, Gubitsch ya piensa en lo que vendrá.


20 ago 2009

CROMAGNON Y LOS LÍMITES DE LA JUSTICIA

"Frank zappa and the mothers
Were at the best place around
But some stupid with a flare gun
Burned the place to the ground
Smoke on the water, fire in the sky"
("Smoke on the water" Deep Purple, 1972)

El martillo golpeó sobre la mesa. La Justicia ha dicho. Y Cromagnon quedará impune, una vez más. Pese a todo lo que se tejió en torno a este juicio, la Justicia tuvo que lidiar con una carga demasiado pesada. La de dictaminar responsabilidades sobre un hecho social. La de individualizar responsabilidades sobre crímenes colectivos. La de buscar responsables, una vez más, sin poder atender a la totalidad de factores.
Era de esperar un falló controvertido, un fallo carente de justicia real. Pero la cosa fue peor. No sólo por el fallo en sí, sino por las repercusiones inmediatas. Por una sociedad que no aprende, y lo que es peor, no demuestra interés en hacerlo. La corridas, los banderazos, las provocaciones, los golpes, la intervención de la polícia. Una foto más de esta Argentina, que con casi 200 años de historia todavía no hemos sabido construir. Un empresario, una policía corrupta, una banda de rock, un conjunto de prácticas irresponsables y una sociedad diezmada. El saldo, 194 muertos y una herida abierta. ¿Qué nos deja Cromagnon... 4 años después?
Partamos del consenso común. Hay una sociedad pauperizada, con base en un innegable deterioro social y económico en la que la mayoría de los seguidores del grupo Callejeros ha crecido y se ha formado. Ese factor que aparece como determinante en todos los análisis que patean el tablero, desconoce las responsabilidades individuales y colectivas que en este lugar le corresponde a las propias víctimas, a la propia banda y a nosotros mismos como jóvenes y como sociedad. Hay un tarado que prendió una bengala en un lugar cerrado, con 3 mil personas alrededor, ¿es él el único responsable? Claro que no. Si durante años se fomenta disparar al aire como metodología de festejos, el dueño del arma de la bala perdida que termina en la muerte de alguién no es el único responsable, ni es un asesino. A lo sumo, un responsable más de una prática suicida. Y el uso de elementos pirotécnicos (ya sea en lugares cerrados o abiertos) en medio de concentraciones colectivas es una práctica suicida (colectiva).
La pauperización cultural a la que nuestro país fue sometido ha creado, también, líderes de barro. Es mentira que lo que pasó en Cromagnon le pudo haber pasado a cualquier banda, a cualquier público, en cualquier lugar. En primer término porque pese a lo que nos quiera hacer creer la prensa oficial, los arrepentidos y los banderilleros de tribuna esa práctica no se daba en todos los recitales que se repetían en el país. Hay sobradas muestras, es más, hasta me atrevería a decir que el arco más amplio de la música popular argentina (y en el propio sub-universo roquero) eso no era así. Acá, Callejeros, no sólo formaba parte de una pequeña parte en donde estas cosas sucedían sino que la práctica, pese a lo que me quieran hacer creer, era alentada por la propia banda. Y si no era alentada, al menos, nada se hacía para evitarlo. Recuerdo haber estado en recitales de Callejeros en donde la banda aplaudía la revuelta grotesca de fuegos asfixiantes entre el público, recuerdo haberme quedado sin aire, tengo la certeza de que nada se hacía en materia preventiva desde el escenario. Miles de jóvenes necesitados de identidad, despojados de sus derechos básicos, se encontraban un lugar "sintiéndose parte de". Algo que, lamentablemente, llevó a muchos a la muerte. ¿Puede desconocerse la responsabilidad de quienes auspiciaban de anfitriones de una fiesta de lo que suceda en ella? Otra vez, el engaño. Las miles de personas que siguen religiosamente a un grupo de rock, necesitan al menos ser respetados. La falsa ilusión de compartir protagonismos, el cuento de "la fiesta la hacemos todos". El escenario que se trasladaba a la tribuna, obviamente en distintas condiciones. Un pequeño grupo de personas resguardadas en un escenario, ganando dinero, con la seguridad de estar protegidos, con salidas traseras propias y sin demasiados riesgos mentía al convencer a miles de personas hacinadas que "eramos todos iguales". Puede ser una consecuencia de la masificación del movimiento, del tribuneo futbolero que todo lo consume y del gran sistema que privilegia la ganancia ante todo, incluso ante la propia vida. A drede o no. Eso es lo que sucede.
El rock, la música popular, la convivencia, la identidad común, nunca fue eso. No se puede pensar que saltando, empujando, quemando, obligando a quien está a mi lado a hacer lo que no quiere se está construyendo algo común. Es una actitud en la que se pueden encontrar hasta tintes facistas. El rock, nunca fue eso. Nunca, un movimiento que se considera desde su génesis como liberador, transformador, revolucionario puede prestarse a diyuntivas como las expresadas en canticos del tipo "tal no se murio, que se muera este otro". No se puede pensar que hay un culpable en esto, porque los culpables somos todos.
¿Una lectura simplista? ¿Un lavado de manos? Puede ser...pero es l que pienso. A ver si me explico. En Cromagnon hubo:
* Habilitaciones corruptas
* Coimas a funcionario públicos
* El corte innecesario de entradas al lugar (gente hacinada= más $)
* Un techo recubierto con material inflamable
* Gente que encendía bengalas con el guiño cómplice de todos los demás
* Madres que dejaban a sus bebés en guarderías improvisadas en baños públicos
* Una banda que alentaba el uso de pirotecnia
* Puertas de seguridad que jamás se abrieron
* Ambulancias que llegaron tarde
* 194 muertos, cientos de heridos, cientos de familias destruidas
¿Qué hace la justicia y la sociedad ante esto? Evitan culpas, ambas dos. Se lavan la cara, no toman conciencia del deber que les corresponde a cada una y así se procede a la búsqueda de "chivos expiatorios". Alguién que debe pagar por todo el mundo. Obvio que hay quienes tienen más responsabilidades que otros. Obvio que no es lo mismo Chabán, los policías coimeros y Callejeros que todos los que algunas vez encendieron una bengala, alentaron su uso o no hicieron nada para impedirlo. Pero en ningún momento se toma conciencia real, al menos es mi sensación de lo que realmente pasó. "Ibarra, Chaban, la tienen que pagar", "Ni la bengala ni el roncarol, a esos pibes los mató la corrupción"... desligar responsabilidades, esa es la fórmula aquí.
20 años de prisión a Chabán y 18 al manager de Callejeros, ahí están quienes deben dar la cara. El resto, bien gracias. Las funcionarias que manejaban las habilitaciones recibieron penas de dos años cuando al fin y al cabo son las que permitieron que ese local funcionse de esa forma. Chabán y Argañaraz se cargan, hoy, con la culpa de todos los personajes que participaron de la tragedia. A los pibes los mató la corrupción, pero un poquito. Porque, más allá de la corrupción, a esos pibes los mató la bengala y una práctica del "rocanrol" que lejos de parecerse, realmente, al rock se ha convertido en todo aquello contra lo que el rock siempre combatió. Y la culpa de eso, es nuestra.





11 ago 2009

LAS LISTAS DEL SILECIO


Después de mucho tiempo de promesas y especulaciones, el COMFER dió a conocer la lista de canciones prohibidas, no sólo durante la dictadura sino durante los últimos oscuros años de Lopez Rega como amo y señor de la Argentina.
Bajate la lista completa de los temas haciendo click aquí.

Fuente: Rock.com.ar

9 ago 2009

LA MALDITA MÁQUINA DE VENDER


El blog de rock.com.ar lo dijo antes (está bien, lo tomó de otro posteo anterior, pero lo hizo má público aún). Horas antes, el grupo monopólico más grande del país (Clarín) aceptó el engaño en un inédito mea culpa. Pasó el tema y uno no imagina aún los millones de pesos/doláres/euros que se movieron detrás de la movida de prensa más grande de los últimos años (creo que de toda la historia del rock de nuestro país) en torno a un tema, a un artista.
¿Quién estaba detrás de los mensajes de Personal, las notas a la prensa, la transmisión en cadena nacional? Darío Lopérfido. El primer secretario de cultura delaruista, el de los "Argentina en vivo". Ese gigante mecanismo publicitario, que también contó con el guiño del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (el obelisco envuelto en un brazalete Say No More gigante) dejó al descubierto la estafa más potente que se le pueda haber echo a los amantes de la música: "angelar a Charly", despojarlo de toda identidad, desconocer su historia, su pasado y su presente.
"Deberías saber por qué" es una buena balada, un hermoso tema que no resalta entre lo mejor que ha compuesto Charly a lo largo de trayectoria. Una buena letra y una melodía adecuada.
Pero a esa poesía, le manipularon el sentido. Escrito durante su etapa pre-internación, seguramente la letra no tenía los tintes "educadores" que le han querido imprimir cuando decían que se trataba de una reflexión clínica de la agonía. Nada de eso. Por otro lado, seguramente también le sacaron todos los arreglos con los que Charly venía experimentando en la última etapa (la falta de esas "extrañas experimentaciones sonoras" seguramente muestran a un Charly más limpio, menos "loco"... en la lectura tipo de quien desea volver a ponerlo como un líder, aunque ahora lo prefieren inofensivo). El video clip del tema también conlleva un mensaje encriptado nada sutil: los constantes primeros planos de García con la taza de café... reemplazaron el wisky y los cigarrillos. ¿Esta mal? que se yo, a lo mejor no. Pero me parece demasiado.
Igual que el recital en frente de la basílica. La alegría de que Charly esté mejor es enorme, escucharlo hablar con lucidez es algo que durante mucho tiempo anhelamos todos los que queremos tener Charly para rato, pero no a cualquier costo. Hay que cuidar a Charly, me parece que son muchos los que lo están haciendo bien.
Esta letra, que tanto han manipulado, está muy cerca de los sentidos que se despegan del disco "El Aguante", hay que bancarlo. Probablemente muchos, deberían escuchar con atención y replantearse, al menos, un par de cosas... "Che, si te pones la camiseta/Deberías saber por qué/(...) Che, si en verdad me tomás en serio /Deberías saber por qué /En el fondo no es un misterio/ Deberías saber por qué (...)"

3 ago 2009

ESTAMOS EN EL AIRE!!!


Amigos! tenemos el agrado de contarles que finalmente arrancamos nuestro ciclo radial semanal. Todos los miércoles de 19 a 21.30 hs. podremos encontrarnos en esta aventura radiofónica en la nuestra propia balsa se pondrá a naufragar por todos las aguas históricas de la cultura rock en nuestro país. Pronto, estaremos subiendo los programas para que puedan oirlos on-line, sobre todo a los que están lejos y desde la distancia nos acompañan posteo tras posteo.

CONTRA TODOS LOS MALES DE ESTE MUNDO
Una realización conjunta de:
www.contratodoslosmalesdeestemundo.blogspot.com y www.elmundoentrelasmanosvirtual.blogspot.com
Idea y conducción: César Martín Pucheta, Guillermo Romani y Santiago Ramos
Colaboración: Alejandro Aimaretti y Sebastián Vreis
MIERCOLES 19hs.
RADIO REVÉS 88.7
Córdoba-Argentina

1 ago 2009

CLUB DE ALMAS


Eran los comienzos de 1982, el año de la locura armamentística con la que la dictadura más sangrieta de la historia argentina buscaba perpetrarse en un poder cada vez más deslegitimado. El fin de la "plata dulce", las imagenes cada vez más claras del genocidio, las crisis internas, el miedo que comenzaba a mutar en hartazgo ... encima, la guerra. En ese contexto enmarca la historia de la música popular argentina el desembarco de un conjunto de Rosarinos de vasta experiencia en su ciudad de origen que venían a probar suerte a Buenos Aires. Aquella estación de Retiro que los recibió no presagió que aquellos pelilargos desconocidos venían a modificar un par de estructuras latentes en la cultura de nuestro país.
Sinatra llegaba a la Argentina de la mano de Palito Ortega y Juan Carlos Baglietto se coronaba en un festival organizado por la Revista Humor... después vino La Falda y la consagración definitiva. Los estudios esperaban su llegada mientras que las radios y los seguidores ya fieles ansiaban un material que les perimitese reproducir ese fenómeno que comenzaba a exprezarse en festivales, bares y tarareos callejeros. Y fue "Tiempos Dificiles" la cosagración definitiva, no sólo de Baglietto como solista e interprete sino de un conjunto de músicos con una alta calidad musical y compositiva que aparecían allí en diferentes formas. Músicos y poetas, estaban allí Adrián Abonizzio, Jorge Fandermole, Rubén Goldín, Silvina Garré, un joven Fito Páez, Sergio Sainz, entre otros.


"Tiempos Dificiles" fue el primer álbum de rock nacional en alcanzar la condición de disco de oro en la historia. Un hecho del anecdotario institucional que sirve para leer, con el paso de los años, el significado de aquel trabajo que, como decía, modificó algunas cuestiones fundamentales en las formas de pensar a la música rock. En primer lugar, hay que hacer referencia a la cuestión estrictamente musical. El rock se había conformado a lo largo de su historia como un movimiento de reacción frente a otras músicas con las que se compartía un menosprecio mutuo. Esa reactancia venía dada por dos factores, el primero tenía que ver con la vacuedad de las demás propuestas ("lo comercial") y el segundo podría encontrarse en la propuesta de rupturas que el movimiento rock siempre pregonó con el "mundo adulto" y con lo que era entendido como "lo tradicional". Estos creadores rosarinos lograron imponer una forma de hacer música que volvía al tango y al folclore, pero no como hecho aislado, sino como parte fundamental de la estrategia compositiva. Las diez de canciones que comforman el disco están enmarcadas en una fusión permanente entre el rock y las raíces más intensas de la historia tradicional de la música popular argentina.
Las letras también rompen con otra de las formas clásicas del rock en nuestro país, sobre todo con la etapa inmediatamente anterior a la aparición del disco cuando la represión y el miedo elevaba los estados de paranoia al punto máximo. Estoy hablando de la aparición de un leguaje mucho más cotidiano, desde el llano, con hisotrias simples y faciles enteder, aunque con una densidad que las hacía un poco más complejas a la hora de digerir. Esa forma de comunicación, rompía con lo que el "proceso" nos había acostumbrado en materia lírica. El uso excesivo de la metáfora, la preponderancia de la música sobre las letras y la incitación permanente a las dobles lecturas. Dobles lecturas que también encerraron un poco los guiños entre aquellas compocisiones y el público.
Pasaba en general con todo el disco, la fórmula basada en historias de anclaje cotidiano en un momento en que las voces eran silenciadas y la busqueda de identificaciones colectivas de algún tipo era imperante, aquella aparición en la escena pública despertaba simpatías de todos los sectores. Y pasó con algunas particulares, con las que se convirtieron en grades éxitos. Una de ellas, compuesta por Adrián Abonizzio, era "Mirta, de regreso", la historia de un preso que volvía y encontraba un mundo diferente transparentado en la imagen de su mujer (Mirta en cuestión) que se había resignado a no esperarlo. En aquellas épocas de exilios, de encierros políticos, de desapariciones, el público vió allí, una denuncia. Con "Era en Abril", sucedió algo parecido. La canción de Jorge Fandermole hablaba de dos padres (el tema era interpetado a dúo por Baglietto y Silvina Garré) que relataban la muerte de su hijo recién nacido. Un tema muy denso, escabroso en algún punto, a la que la interpretación le daba aún más tensión .El auditorio, aquí, lo relaciono con Malvinas, la muerte joven, el abril de aquel 1982.
Había otro subgrupo de canciones que resaltan. La presentación pública de Fito Páez es de una calidad destacable, "La vida es una moneda" y un tapado por la historia, "Puñal tras puñal", la historia de una separación con título sugestivo, quizás lo más denso de aquel joven Páez de comienzos de los ochenta.
"Tiempos Dificiles" representa así no sólo la presentación pública de un conjunto de artistas de reconocida trayectoria con el paso del tiempo, sino una obra fundamental para marcar una línea divisoria entre las formas de hacer música en la cultura rock de nuestro país. Aquel disco que abre una trilogía fundacional, hoy mitológica, marca a las claras un conjunto de necesidades de una sociedad que no terminaba de escaparle al horror pero encontraba algunas formas de decirle y de cantarle.