30 sept 2010

PIN, EL VIOLÍN REBELDE

Pernoctar y adentrase en el mundo virtual puede tener resultados varios. Cuando ví que Correa hablaba ya con tranquilidad tranquilizadora, apague la caja y me fui a dar una vuelta por el epacio de videos de mi amigo (del alma virtual) Freddy. Ahí de entrada, me topé con Aljandro Median y su banda haciendo el excelente tema "Un Ángel". Ahí esta Jorge Pinchevsky tocando el violín. Tocando, es una forma de decir.
Pin es rosarino (otro), capaz que es un dato que a muchos se nos pasa porque el lugar que naturalizamos cuando hablamos de él es La Plata. Ahí, su violín mágico hizo historia. Todas las posturas ante la vida, deberían ser valoradas por el simple hecho del respeto, pasa que hay algunas que resaltan por sobre el resto. Pinchevsky estaba predesetinado a ser un concertista clásico. Desde los cinco años descocía violines y eso lo llevó a tocar en los más renombrados cuerpos estables de la ciudad. Estuvo 5 años en la Orquesta Sinfónica de La Plata, 2 años en la Orquesta de la Municipalidad y 3 años en la Orquesta de Cámara de la Universidad. Pero cuando la electricidad se cruzó por su camino, supo comprender el guiño del destino. Y se convirtió en ese tipo que tanto nos cautivó.
Se definía como un "traidor a la música clásica", aunque en realidad fue uno de los primeros que apostó a readecuarla a un sónido más terrenal. Capaz que la frase que mejor identifica lo que Pin significó para el resto del país, salió de su propia boca: "Me tocó ser el representante de los músicos clásicos a los cuales les gustaba tocar progresiva pero no podían hacerlo porque se les habría coagulado la sangre del miedo". Se bancó el miedo y se convirtió en el violín más recordado de la cultura rock vernácula. Tanto así, que avanzar más allá de su nombre suele ser tarea complicada si intentásemos enumerar violines roqueros en nuestras pampas.
Su curriculum advierte más de treinta discos editados (entre propios y participaciones), algunos de ellos, obras fundamentales de nuestra música popular y una etapa alrededor del mundo en donde su selló arrasó las fronteras territoriales casi con la misma intensidad con que había destrozado las artísticas. Fue uno de los primeros hippies en aquellas comunidades que florecían en La Plata y El Bolsón. La dificil situación del país lo eyectó a tierras francesas e inglesas y allí, luego de experimentar los años duros de vivir "a la gorra" y dormir en la calle, se codeó con los más renombrados nombres del rock mundial. Formó sus bandas, grabó sus discos y emprendío lentamente un regreso al país que se iba a concretar finalmente a comienzos de los noventa.
Siguió enamorando con su música y su simpleza hasta que un infausto accidente en bicicleta puso punto final a la magia, una tarde del año 2003, mientras naufragaba olvidado por la mayoría de aquellos que siempre dijeron adorarlo.
Jorge Pinchevsky, "Pin" como lo llamaban sus amigos. Un tipo que supo hallar la forma de romper moldes y estructuras cuando el simple hecho de intentarlo podían traer aparejado consecuencias atroces.


19 sept 2010

EL FIN DE LA INOCENCIA...35 años de Adiós Sui Generis.

Hubo un momento en la historia de la Argentina en la que ser joven remitía, irremediablemente, a una sensación de peligro permanente. Alejados del mundo que proponían los adultos, cientos de jóvenes empezaron a buscar estrategias que les permitiesen sentirse parte de un colectivo que los representara de manera más íntegra. A la par de una explosión de participación política sin precedentes en la juventud argentina, un movimiento de asentamiento más universal buscaba asentarse en la cultura nacional haciendo hincapié en una apuesta estética que encontraba en la música su principal referencia. Pero, los climas se oscurecían y todo lo que no terminaba de nacer parecía destinado a comenzar a hundirse en el barro de la historia. Si hubo un acontecimiento que definitivamente sentó las estructuras para que eso no sucediese, ese fenómeno se llamó, significativamente, Sui Generis.

El poeta y su época. Metástasis perfecta entre yo y el nosotros de la historia. Charlie García concentrará en cada una de sus emociones el sentir de una generación que no encontraba, hasta el momento, representaciones masivas y populares que los hiciera sentir parte de una identidad compartida. Desde los desaires amorosos a la crítica social más profunda, la prosa del prodigioso compositor rompía con los moldes de lo que hasta entonces se consideraba como música progresiva nacional. Su direccionalidad y postura acústica fueron un problema sólo en un principio, porque la apuesta a la maduración permanente fue lo que tal vez los ubica hoy en categoría mitológica.

Cuando todo era nada y Jorge Álvarez (el reconocido editorialista reconvertido en productor discográfico) decidió abrir las puertas de su estudio a los dos flacos de canciones melosas, pocos imaginaron lo que en aquella sala se estaba gestando. Fue “Vida”(1972) el despegue de una acelerada carrera a la masividad, que se continúo con el sonido más pulido “Confesiones de Invierno” (1973) y encontró el pico más alto de inspiración en “Pequeñas anécdotas sobre las Instituciones” que ya en 1974 comenzaba a ser víctima de la dictadura del lápiz rojo y las tijeras desafortunadas. La inocencia que se mezcla con lo promiscuo y las melodías simples que vociferan espasmos emocionales eclipsaron a aquel conjunto social que encontraba un lugar en el que a todos les pasaba lo mismo y eso que les pasaba, se escuchaba desde el winco.

Hace 35 años Sui Generis juntaba 36 mil personas en su recital de despedida. Aquello fue el afianzamiento definitivo del rock argentino en la cultura popular. Disco doble en vivo (con el correr del tiempo aparecería una tercera parte) y registro cinematográfico (se estrenó en 1976 y la dictadura la prohibió para menores de 18 años). La fórmula era perfecta, pero nadie por fuera del circuito clásico de los roqueros de entonces había tomado nota que aquellos jóvenes que parecían inofensivos estaban marcando a fuego la cultura argentina. Aquellos espectáculos en el Luna Park sirvieron para marcar el terreno, “pero más allá de eso, el doble recital se convirtió en un hito de un valor fundamental para la música de rock. Que eso es cierto no lo demuestran las alabanzas sino el tratamiento que le dio la prensa general a un acontecimiento que sistemáticamente se resistieron a comprender.”1

Cuando aquel dúo folk se había convertido en una banda de música progresiva que comenzaba a apuntar sus dardos contra el frágil sistema institucional que apremiaba a la Argentina decidió separarse, aquella generación que se había redescubierto a partir de sus canciones comenzaba a transitar la noche más oscura de sus vidas. La vida y la muerte esperaban en cada esquina y el reencuentro con cada estrofa remitía a aquel tiempo que había sido hermoso. La libertad se afianzaría como utopía y la verdad agacharía la cabeza por décadas. Charlie García empezaba a disfrazarse de sintetizador y Nito Mestre seguía apostando a la fórmula que lo había convertido en la voz que había incorporado a la mujer al mundillo roquero. Pasaron los años y aquella primera generación enamorada de Sui Generis, se reproduce con el paso de los años porque ser joven sigue siendo algo complicado, más allá de dictaduras y más allá de las democracias.

1 Revista Pelo. Septiembre de 1975.

17 jun 2010

DE LA MISMA MADERA...



Hay músicas que llevan consigo aromas de época. Que le permiten a la historia asomarse detrás de cada fraseo y de cada postura artística. La sangre olimareña que Camilo López se propone revitalizar a través de su obra, logra traer a nuestros días aquellos conceptos que marcaron una etapa de la musicología latinoamericana y que, hoy, se revitalizan y se permiten ser reinterpretados de la mano de nuevas tendencias generacionales, donde la historia se conjuga con el futuro. Olimareño desde la cuna, el hijo de Braulio López se hace cargo de su procedencia y, en dialogo permanente con sus bases vitales y armónicas, se la juega con una propuesta novedosa que pone a dialogar una historia de luchas, exilios y, sobre todo, mucha música.

TODA LA VIDA TIENE MÚSICA

La relación de Camilo con la música es natural, pero en algún momento se convirtió en el rumbo definitivo de su vida. “Uno se crió en un ambiente de músicos. Por lo que la relación con la música nace conmigo. Acompañando siempre a mi padre por todos lados en un ambiente de músicos principalmente y eso va derivando en la posibilidad de seguir con la música. Seguir por mi lado o acompañándolo a él, pero intentando mostrar siempre cosas nuevas. Respetar la sangre olimareña pero con nuevas perspectivas, con perspectivas a los nuevos tiempos.”

E.S: ¿Cómo se va conjugando ese respeto por la sangre con “todo lo demás”?

C: Eso lo vengo logrando bien. El músico debe expresar lo que siente y busca lograr una expresividad propia. No seguir haciendo todo lo que hace papá, sino tomar todo lo que aprendí de él y buscar el camino propio. No dedicarme a ser “el hijo de”. Eso me lleva a lograr una fusión de varios ritmos musicales: el candombe, el rock, el son, algo de folclore, siempre pensando abrir nuevos caminos. La misma cabeza, en diferentes músicas.

E.S: ¿De dónde va

n saliendo todas esas músicas?

C: Las voy sacando de toda esa vida acompañando a mi viejo y todo ese camino musical. Rescato muchas cosas de los viajes, del exilio. Nosotros anduvimos por Francia, por México, por Italia, por España. Yo voy rescatando mucho esas cosas en mi música. Quizás eso es lo que me da la oportunidad de haber crecido como músico y como artista y que me permite ahora encarar algo nuevo desde mi propuesta.

E.S: ¿Qué respuestas encontrás de esa parte del público que puede sentirse atraído por la “propuesta olimareña”?

C: Hay público muy fanático y de repente va a ver cosas de Los Olimareños. Nosotros lo hacemos pero a nuestra manera y yo creo que eso no choca, que se entiende. Hay como una especie de reconocimiento. Podría hacerlo igual, pero no lo hago igual porque para eso están ellos, esta mi viejo. Creo que las cosas nuevas, lo que yo hago gusta mucho porque la temática, la letra, el contenido es exacta

mente la misma, agregada a estos tiempos. El público se fusiona y eso está muy bueno.


LOS OLIMAREÑOS Y LA POLÍTICA URUGUAYA

Camilo suele acompañar, cada vez que puede, al dúo que inmortalizaron su padre y Pepe Guerra desde comienzos de los 60´s. Desde su regreso a los escenarios, Los Olimareños han afianzado sus giras por el Uruguay y por diferentes países de Latinoamérica, interpelando (al igual que se propone C

amilo) a los nuevos públicos…

C: La vuelta de Los Olimareños era una deuda que, hasta familiarmente, nosotros teníamos. Era muy importante, tanto para mi viejo como para el Pepe, era algo que se debían entre ellos y que le debían al público. Una deuda pendiente. Eso queda demostrado desde lo que pasa ahora. Se armó el regreso, se hizo la despedida, pero nunca pueden terminar de despedirse. Esto que pasa lo veo también acompañado de lo que es resurgimiento de la política uruguaya y todo lo que esta pasando con Mujica.

E.S: Es como que las coyunturas políticas fueron “preparando el terreno”…

C: Sí, la vuelta se empasta ese reencuentro con la nueva propuesta que hoy tiene Uruguay. Se luchó durante años para que esto suceda, para que hoy Mujica sea el presidente. Mi viejo peleo toda la vida por eso junto con muchos otros artistas. Las dos cosas van acompañadas en el Uruguay. Y también veo que Latinoamérica hay un resurgimiento que se dio después de muchos siglos de vida, por una vez podemos ver una unión en la región. Vemos que nos podemos juntar si empezamos a respetarnos un poco más, dialogar, sentarnos y más allá de las diferencias políticas reconocer que le los gobernantes se deben al pueblo, a la gente. Y así se trabaja por la gente, lejos de individualizarse y pelearse entre ellos, porque la gente los votó para eso, no para que se pelean entre ellos como a veces se ve. Eso es lo que tiene Mujica. Sabiendo de donde viene, más allá de que tenga sus diferencias con un montón de sectores, él tiene claro que tiene que trabajar para el país, para toda la gente, no para un determinado sector. En base a eso tomará las decisiones que haya que tomar pero no devaluar la política en peleas, a partir de eso un país puede salir adelante. Eso es lo que yo veo en el caso de mi país.

E.S: ¿Y desde la opocisión se comparte la propuesta?

C: Yo no sé si esta idea es compartida desde el otro lado. Yo sé que Mujica está dando el ejemplo. El la primera reunión que tuvo fue con los militares, y ahí se decía que se iba a pelear, que los iba a meter a todos presos y no fue asi. ¿Qué hizo? Empezar a trabajar en conjunto. El tipo da un ejemplo en cada una de las cosas que hace. El sienta las bases y vos tenés y vos te das cuenta de que si no agarras te quedas afuera de algo grande, importante. “El Pepe” es claro, habla justo, sabe dialogar y todos logran entenderlo. El te canta la justa, a veces es duro, pero sin agraviarte te dice las cosas como son. Yo creo que van a ser los mejores años en mucho tiempo, el país va a cambiar mucho. Tanto es así que mucha gente del Partido Colorado o el Blanco, que nada tienen que ver con el Frente Amplio, lo terminan apoyando a él. El intenta unir el país y eso se nota, en sus discursos invitaba a los jóvenes de la ciudad a conocer los pueblos del interior, conocer otras realidades del Uruguay, eso es muy valorable.



* Publicado en REVISTA EL SUR

11 jun 2010

A proposito del Mundial...(1)

Mucho se ha hablado durante estos días de "las barras" y la violencia en el fútbol. El viaje (y posterior deportación) de los líderes que se tomaron el avión hasta Sudáfrica puso sobre la mesa, una vez más, el tema de la violencia organizada en el deporte más popular de la Argentina.
Luis Alberto Spinetta
trabajó la temática en "La bengala perdida" que formó parte del disco "Tester de Violencia", aparecido en 1988.

El que, a mi juicio, es uno de los puntos más altos de la riquísma obra spinettiana aparece como un paradigma de lo que representó el álbum que el flaco había comenzado a grabar en 1987 (la etapa post-Fito).



Por un lado, la inspiración sobre un hecho de extrema violencia (la muerte de un hincha de Racing, Roberto Basile, cuyo cuello fue atravesado por un proyectil lanzado desde la tribuna local por un hincha de Boca) que se mimetiza con el nombre del disco pero se desvanece en la temática general de un trabajo que no expresa cabalmente la noción violenta. A la par de una estética dark en ascenso, el disco de Spinetta aparecía como algo ligero desde lo melódico pero denso desde los climas que se generaban, principalmente sobre el trabajo lírico.
Por otro lado, conviven en ese tema dos posturas en constante paradoja durante el desarrollo del disco. Novedoso en la carrera de Luis, la temática del cuerpo se impone a lo intangible, al alma, al universo. A la vez, esa forma de contar historias con firmes bases sobre la materialidad debe conjugarse con la explícita influencia que sobre el trabajo spinettiano comenzaban a tener filosofos de la talla de Michel Foucault (también vuelve a aparecer el omnipresente Carlos Castaneda) lo que exige un esfuerzo intelectual a la hora de la comprensión del álbum como totalidad. "Esas lecturas me motivaron a escribir pequeños ensayos, de los cuales luego tomé imágenes y resumí algunos conceptos" le contaba el flaco a Eduardo Bertí para su libro "Crónicas e iluminaciones" al hablar del modo en que el trabajo filosófico se asentaba sobre lo mundano en el disco.
Este disco también habrá pasado a la historia como el debut de los artistas que luego saltarán a la masividad como Illia Kuriaky and The Valderramas, Valentino Spinetta y Lucas Martí. A decir verdad, los hijos de Spinetta y de su gran amigo el fotógrafo Dylan Martí se juntaron para darle vida a una agrupación circunstancial ("Pechugo") que escribió y grabó el tema más violento de "Tester...", "El mono tremendo".


"Mis hijos están muy trastocados. El tema trata la violencia en el sentido estricto del horror o de la muerte. Yo al principio les discutí la letra, me hacía el gil, que pusieran otra cosa. Y los monitos me miraron con una cara que me hizo comprender que debía respetar su obra", comentaba el Flaco al suplemento Sí del Diario Clarín con respecto a aquel trabajo.


28 may 2010

HAY OTRA MÚSICA


Comentar un disco de jazz-rock en la Argentina del bicentenario resulta complicado. Sobre todo porque las referencias obligadas deben rastrearse bien atrás (obviando algunos pasajes spinettiano
s) no bastarían dos décadas para intentar traer a la luz alguna referencia digerible sin caer en esfuerzos mentales para ejercitar la memoria auditiva.

Machi Rufino, Lito Epumer y Cristian Judurcha se juntaron hace un tiempo a zapar junto y fueron recorriendo un trecho que deriva en este primer disco que hace reverberar los sentidos dormidos de los amantes de un género que se encuentra sólo si se camina, se busca y se pone empeño.

Power Trío” es un nombre atinado. No por el mandato natural que nos obligaría a comprender que estamos en frente de algo así como una reunión cumbre de grandes gigantes dormidos (no por decisión propia, claro está) sino porque a lo largo de sus nueve tracks el disco se asienta en pulsos concretos que tienen que ver mucho más con el rock que con el jazz. Los arreglos de Epumer, la exquisitez de Judurcha y el virtuosismo solapado de Machi (en “Durazno Sangrando” todo se hace explícito) redondean un trabajo con aires bluseros que vuelven a convencer al escucha de que es posible balancearse en las tan devastadas aguas del virtuosismo instrumental.

Las versiones finales de "Cold Turkey" con Pedro Aznar y de "Stratus" de Billy Cobham, Ricardo Mollo que se grabaron en vivo en La Trastienda sólo invitan a agudizar los conceptos que se arrojan soberbiamente a lo largo de la travesía en el estudio. Sobran los motivos para festejar el primer álbum de este power trío argento que, posiblemente, este predestinado a colmar salas semanalmente sin el beneficio de generar la repercusión mediática que demanda la idiotez.

15 may 2010

NUESTRO AMO JUEGA AL ESCLAVO

Probablemente sea necesario continuar arrojando leña al fuego mitológico. Ese alo de inaccesibilidad del que siempre hicieron gala, convencidos de que eso los transformaba en semidioses. Si en algún momento me convencí de que la pelea entre Skay y el Indio era el principio de transparencia triunfando por sobre la opacidad recostada sobre la incertidumbre y el hermetismo, hoy me debo afirmar (con tristeza) que la situación comienza a tomar ribetes repudiables.

Fueron los sostenedores de una bandera valiosísima que guió a cientos de artistas a comulgar con la idependencia artística, fueron una banda como pocas hubo en nuestro país, encriptaron mensajes y educaron poéticamente a más de dos generaciones. Fueron el refugio de un puñado de jóvenes expulsados del sistema en medio de las sucesivas debacles nacionales, se encumbraron como la banda más convocante que jamás haya existido en la Argentina. Dijeron "no transar", explicaron que estaban obligados a ocupar estadios porque ya no podían manejar lo que habían producido en sus fieles seguidores. Lentamente, se fueron pisando la cola entre ellos mismos hasta que desaparecieron primero y luego lo explicaron sin explicarlo.
Nos esforzábamos intentando entender, escuchábamos los discos y buscábamos los matices que explicarán algunas diferencias que peritiesen encontrar algún indicio. No aparecían hasta que ellos se volvieron a vestir para salir a escena. Cada uno elegió su pose y salieron al ruedo. A matarse, uno contra otro. El problema fue el de siempre...¿los celos?...¿el perfil musical?...¿la apuesta artística?...¿los años de desgaste?...No...la respuesta más temida apareció en el horizonte...los redondos se pelearon por la guita.
Se acusaron mutuamente de querer "apropiarse de la historia". Eso significaba que alguièn poseía material jamás editado, fotos, videos y demás elementos que aportarían hoy un caudal económico más que interesante. Encapsulados en sus mansiones, alejados de esa "clase desangelada" que siempre dijeron crípticamente representar, se pelean por los derechos económicos producidos por un fenómeno que ellos comandaron, pero del que no son dueños excluisvos. ¿El valor artístico, histórico, sociológico? enorme...pero les chupa un huevo, o asi parece.
Ayer, dejaron de circular por la web los videos que retrataban los recitales que la banda había brindado en Racing, allà por 1998. Videos que, claramente, habían sido tomados con la intención de inmortalizar los shows ricoteros desde el escenario, esas cosas que parecían no existir y que, cuando aparecieron, fueron rápidamete "borrados por el usuario".
Rehenes de una historia de la que decidimos formar parte, seguimos sin entender, continuamos agachando la cabeza y puteando al vacío. Esa pose, deja de tener sentido...el obrero...era el patrón...y la plusvalía no será negociada.

11 may 2010

EL GRITO SAGRADO

El 11 de Mayo de 1913, la Asamblea General aprobò como "Marcha Patriòtica" la compocisiòn que Vicente Lopez y Planes habìa redactado en 1912 y que terminò de redondearse (tal como la conocemos) casi un año despuès, cuando el catalàn Blas Parera se hizo cargo de musicalizar la obra. Las historias alrededor de lo que hoy se conoce como "Himno Nacional Argentino" (apareciò por primera vez bajo esta denominaciòn en el año 1847) son muchas y no serà motivo de este posteo relatarlas.

Màs allà del universalismo muchas veces proclamado desde este pequeño nicho roquero, nuestra cultura rock (hoy "nacional") siempre ha establecido claros lazos con las apuestas identitarias nacionales. Sin caer en chauvinismos vacuos, se ha apostado a "lo nacional" casi de la misma manera en que se lo ha puesto en conflicto. Todo va cambiando segùn pasan los años y se suceden los acontecimientos. Pero vayamos al grano.
El rock y las canciones patriòticas, ese es el tema de este posteo. Desde la segunda parte de los noventa uno puede encontrar un puñado de apuestas (que no necesariamente tienen que ver exclusimente con el micromundo roquero) que han reversionado obras del cancionero patriòtico nacional. Pero hay dos antecedentes que, sin duda, son paradigmàticos en este tema. La idea, como siempre, es compartir...

LA MARCHA DE SAN LORENZO (BILLY BOND Y LA PESADA)
La versiòn cerraba el segundo disco de la superbanda comandada por Billy Bond. En ese segundo albùm, aparecido en 1972, la banda "estable" (los entendidos comprenderan las comillas) se completaba con Pappo, Alejandro Medina, Javier Martínez, Poli Martínez, Kubero Dìaz y Jorge Pinchevsky.



Ni bien el disco saliò a la calle, el tema fue ubicado en las listas negras de la censura comandada (por aquellos años) por la dictadura de Agustìn Cano Lanusse. Eran los ùltimos años de la autodenominada "Revoluciòn Argetina". El clima polìtico se respiraba cada vez màs denso, la vuelta de Peròn dependìa sòlo de la voluntad del lìder y la banda tenìa claras posturas al respecto. "De alguna manera, en 1970, Perón era lo contrario a lo que había y, en ese momento, te identificabas ideológicamente. Era una toma de posición, para saber de qué lado estabas: del lado de la represión o del otro. Todos nosotros, consciente o inconscientemente, estábamos del otro lado", decìa "El Bondo" años màs tarde.
La decisiòn de grabar la marcha compuesta por Carlos Benielli y Cayetano Silva surgiò de un momento a otro en las caòticas jornadas creativas de La Pesada. Uno de los argumentos esgrimidos por los militares para su prohibiciòn, alegaba la existencia de "sonidos eròticos previos a una marcha militar".Una marcha militar llevada al ritmo de elèctrico del rock and roll, era algo inconcebible para el momento. Quizàs, de ambos bandos de la vereda polìtica, eso serà cuestiòn de revisar la historia. Pero los integrantes de la banda tenìan en claro por què lo habìan hecho. "Es un grito de guerra, igual que el rock".

HIMNO NACIONAL ARGENTINO (CHARLY GARCIA)
Charly rompiò los moldes entrados los noventa. En "Filosofìa barata y zapatos de goma" (1990) grabò su versiòn del nuestro himno nacional. Bases sòlidas en sus teclados y un acompañamiento contundente de guitarras y baterìas. Sin duda, el aceleramiento y el abandono de la templanza que la solemnidad patriotica suele ostentar fueron motivos suficientes para que las quejas llegasen hasta la Justicia, que finalmente le diò el visto bueno al mùsico del bigote bicolor.



Pese a que entre sus argmentos, la Càmara Federal aducìa que la versiòn de Charly "no constituye una ofensa al sìmbolo nacional", hubieron pataleos eternos que no se resignaron a aceptar que los tiempos cambian y que una canciòn patria puede ser aggiornada, como las costumbres, como las culturas.
Renè Vargas Vera se quejaba en el año 2000 de la libertad que la Justicia le habìa otorgado a Garcìa a la hora de ejecutar la obra: "Si Charly quiso exorcizar o redimir el Himno de las versiones ceremoniales con un piano destartalado, desafinado y aporreado en nuestras escuelas, su misión está cumplida. Pero su difusión radial oficial implica el riesgo de que los chicos -que admiran su talento- incorporen dicha versión como único modelo." Esto apareciò en las pàginas del diario La Naciòn. Dime desde donde hablas...
Vale la pena aclarar que los argumentos por los que esta interpretaciòn fue llevada a la Justicia se encontraba el que, en rigor de verdad, indica que existe una normativa que da òrdenes en torno a la ejecuciòn de la obra. La forma de ejecución y el texto están establecidas en el decreto 10.302 firmado en 1944 por el Presidente Ramirez. Otro dato que marca a las claras que no se es conservador sòlo por elecciòn.
A veces, la ley nos lo obliga.



10 may 2010

LA CANCION DEL BICENTENARIO

La Naciòn argentina cumple 200 años y eso es motivo de muchìsimos festejos y homenajes que nos obligan de manera permanente a replantear nuestra historia, repensar nuestra identidad y mirar hacia el futuro sin olvidar los pasos que nos hand ejado en este lugar en el que estamos.
Historia que genera historia. Porchetto vuelve a aparecer en las bateas y en el estudio se cruza con Leòn Gieco para grabar el tema que le canta al bicentenario patrio. Lo presentò en exclusiva en "La Mañana con Victor Hugo" de Radio Continental, hace una semana...escuchà...




Canción del Bicentenario
Letra: Leon Gieco/Raul Porchetto
Mùsica: Raul Porchetto

Y vamos, lealtad y traición,
lucha y decepción.
Dos siglos que van, van, van...

Y vamos, gloria y pasión, libertad y dolor.
Dos siglos que va, van, van...
Y van...Dos siglos de inicio y final.

Nación...Persistente y desigual
Y vamos... trampas en la ley, ganar o perder.
Dos siglos que van, van, van...
Y van... dos siglos de ayer y hoy,
historia, de esperanza rota en dos.

Y vamos, sin saber muy bien,
que vendrá después, dos siglos que van, van, van...
Y vamos... Salvador vencido, milagro escondido.
Dos siglos que van, van, van...
Y vamos...

Y van... dos siglos de sombra y luz.
Nación... de un destino a cara o cruz.
Y vamos... hechos y desechos,
blanco, gris o negro.

Dos siglos que van, van, van...
Y van...Dos siglos de guerra y paz.
Historias de mentira y verdad...

20 abr 2010

EL HELADO JUSTICIERO

El tìtulo de este posteo puede resultar llamativo y claramente dirigido pero la verdad es que hay veces en que una banda o un artista alcanza grados de popularidad por medios que no estàn convencializados para ese fin. La publicidad comercial de algùn producto de consumo masivo ha sido esa vìa en varias oportunidades. En nuestro rock sobran los ejemplos pero iremos de manera directa a la historia que nos convoca. Corrìa la primera etapa de los noventa y uno podìa oir una melodìa pegadiza interpretada por algùn incògnito mientras chicas y chicos corrìan por la playa en trajes de baño (que hoy resultan hasta ridìculos). "Toda la noche hasta que salga el sol tomando un helado de Frigor...Sin Parar" ¿Se acuerdan?. Aquella publicidad dejò en el inconsciente colectivo de nuestro paìs esos fraseos que habìan nacido una dècada atràs. La banda se llamaba Orions y tenìa una prehistoria no menos rica en calidad: Orions Betthoven.

Orions Betthoven
La banda de los hermanos Adrian y Ronan Bar habìa nacido a finales de la dècada de los 60`s. Justo en el momento en que nuestra cultura roquera se movìa entre el momento de la gènesis y el crecimiento hacia la dominaciòn histriònica de los instrumentos. Con su formaciòn original (que completaba Josè Luis Gonzales detràs de los parches) tuvieron una importante participaciòn en los primeros circuitos roqueros del paìs y grabaron dos discos: "Superangel" (1973) y "Tercer Milenio" (1977). Esos discos no alcanzaron difusiòn masiva aunque platearon una forma de encarar la obra bastante arriesgada para aquellos años. Escucharlos hoy puede servir de ejmplo para comparar por un lado la diferencia que el trìo marcaba con los demàs grupos de la escena local y, por otro, còmo esa diferencia escondìa una apuesta por la experimentaciòn basada en las corrienes sinfònicas que provenìan del blues y la psicodelìa del paìs del norte. Algunas dificultades hicieron que Jorge Liechtenstein reemplazarà a Gonzales durante la època de "Superangel" aunque el baterista original retornarìa para la gabaciòn del segundo trabajo de la banda, aparecido en 1977, en el que ya se contaba con la presencia de Petty Guelache en los micròfonos.

Orions

La segunda etapa de esta banda nace iniciada la dècada de los ochenta. No hay una separaciòn conflictiva, de hecho no hay una separaciòn. Pero la suma de nuevos actores y una apuesta màs acomodada a la època que deja de lado las estridencias musicales de los virtuosos 70`s, hacen que el grupo modifique el trabajo compositivo y el nombre. Orions incorpora a Alberto Varak como voz principal y a Horacio Vàrvaro en los teclados. La mùsica se vuelve màs ligada al rock clàsico, con matices pop y una mayor presencia de lo lìrico en los formatos. En 1982 graban "Volando alto" que tiene entre sus temas el clàsico que, años despuès, se transformarìa en hit publicitario ("Toda la noche hasta que salga el sol").
En 1983, Josè Luis Gonzales muere en un accidente automovilìstico y su lugar es ocupado por un breve lapso de tiempo por Cacho D`Arias. Como sucede en estos casos, la banda no puede sobreponerse a la desapariciòn fìsica de uno de sus fundadores y finalmente termina por dislverse. Antes de eso, un disco mucho màs crudo ve la luz. "Asfalto Caliente" (1983) marca, desde su tìtulo el estado de la banda y no logra repetir la aceptaciòn masiva del anterior trabajo.

A lo mejor, la historia oficial no ha sido suficientemente justa con esta banda. No ha tomado demasiado en cuenta el trabajo de los hermanos Bar y sus compañeros. Esta banda tiene entre su anecdotario el haber particpado de todas las ediciones del Festival màs emblemàtico de nuestra historia: B.A.Rock. De hecho, es la ùnica banda que posee asistencia perfecta. Sus actuaciones estàn inmoralizadas en las dos pelìculas que retratan aquellas experiencias y su mùsica suena en cada uno de los argentinos que en algùn momento se fue a comprar una tacita de Sin Parar de paso por algùn kiosco. En fin, esto ha sido una pequeña menciòn a un grupo que entre el 69 y el 83 ha caminado en los que quizàs sean las etapas fundamentales en la construcciòn de un gènero, los tiempos en donde la apuesta se basa en nacer y mantenerse a pesar de los vientos que soplan a contramano.

7 abr 2010

¿ES SÓLO UNA CUESTIÓN DE ACTITUD?

Algunos debates interesantes se han diseminado en torno a algunos discos editados recientemente. El esperado regreso de Divididos a los estudios fue motivo de numerosas críticas fundadas sólo en el pensamiento mágico que indicaba que el trío más potente del rock argentino debía revolucionar la escena a partir de una propuesta novedosa que debía partir de un trabajo de ocho años en silencio. El regreso del Paez clásico despertó a los obsecuentes de la renovación permanente y fue causa suficiente para desacreditar un disco que vuelve a poner a Fito como un referente obligado de una forma de encarar el trabajo compositivo. Si esto fuera cierto, debemos estar en condiciones de desacreditar a Calamaro, a Charly, a Spinetta, a Leòn Gieco y a tantos otros que, amparados en un estilo particular que los hace únicos caminan sobre los resortes en los que ellos mismos han impuestos los márgenes. Es decir, su estilo.
Divididos no tenía la obligación de modificar su estilo. Los años en silencio no obligan a un músico o a una banda a cambiar su forma de pararse ante la compocisión y la ejecución de sus obras. Divididos vuelve a pararse en la vereda de lo crudo, de la potencia y de las jerarquías individuales combinadas. Amapola del 66 es un gran trabajo que actualiza el lugar que el trío ocupa en la escena argentina. A su vez, es un disco que a lo largo de sus trece pistas experimenta avances compositivos (en lo lírico y en lo musical) funkea, roquea y vuelve a coquetear con la música tradicional argentina. Combo clásico, con matices novedosos. ¿Esta mal?. Exigir a un grupo que modifique su actitud y su estilo disco a disco, año a año es trabajar con la misma lógica que aquellos que denuncian "transas" cada vez que una banda adquiere notoriedad o realiza una modificación en su relación con su propia obra.
El regreso de Fito Paez corre la misma suerte. Aunque a Fito se lo maltrata más. Fue duramente criticado en su incursión al cine, despertó críticas feroces en su revisión acústica del cancionero roquero argentino (Moda y Pueblo), cientos de detractores se quejaron de la canción excesiva de "El mundo cabe en una canción", ni hablar de su sólo piano "Rodolfo". La frase que indica que Paez se repite desde "El amor después del amor" se ha convertido en una falsa verdad absoluta que se repite una y otra vez. La realidad es un poco más compleja y la progresión en la búsqueda que el artista trabaja a lo largo de su propio trabajo no puede desconocerse. Salvo que las escuchas se centren en lo básico y no tengan en cuenta los matices que van dando identidad propia a cada trabajo. El 90% de los artistas lucha años intentando encontrar su propia identidad, buscando aquellos matices que le permita perpetuarse en el inconciente colectivo con un sonido propio. Cuando lo encuentra, en eso se asienta su propia identidad como artista.
En fin, son sólo algunas puntas para el debate. El problema no es aquí si los músicos se repiten o no. La discusión debería centrarse en un análisis que tenga en cuenta las trayectorias, las coyunturas y los paisajes históricos sobre los que los músicos conmueven a la sociedad.

21 mar 2010

LA RESISTENCIA DE LA CULTURA ROCK...ALGUNOS APUNTES

Durante los primeros días de los militares en el país, más allá de vivencias y sentimientos personales, los referentes de la cultura rock y su cúmulo de seguidores no se sintieron directamente perjudicados. Pese a un par de shows suspendidos (“por seguridad”), quienes sobrevivían a las razzias en los recitales, observaban un ejercito montado a la salida de los espectáculos, eran requisados de manera abusiva y trasladados en colectivos junto con decenas de jóvenes para averiguar antecedentes no veían en aquellos primeros meses un cambio significativo con respecto a lo que siempre había pasado. Claro que las cosas se endurecieron y rápidamente se comenzó a sentir: las permisiones que las fuerzas de seguridad se daban en los operativos, los traslados, las requisas, las preguntas … algo había cambiado.

Para la lógica de la dictadura había una relación entre movimiento de rock y subversión, la cuestión era desarticular el circuito de los recitales, dado que éste era el ámbito privilegiado de constitución del "nosotros" del movimiento. Pablo Vila reconoce que la práctica disuasiva que los militares llevaron a cabo en este ámbito comenzó, como recién evidenciaba, con una aparente indiferencia para seguir con una serie de pequeños movimientos que tendían a “boicotear” espacios de encuentros de menor envergadura para así ir sembrando la sensación de inseguridad y temor permanente. La bomba de gases lacrimógenos que explotó en medio de un recital del grupo Alas en 1977, responde a este tipo de “operaciones menores” que daban cuenta de la intolerancia que se comenzaba a explicitar. La “marca” dejada en los recitales más chicos, siguió con un aumento significativo del accionar militar represivo durante las previas y a las salidas de los grandes recitales que se organizaban en el Luna Park, para luego seguir con las “recomendaciones” que las fuerzas de seguridad hacían a los dueños de los locales para que no contrataran artistas de cual o tal tipo debido a su supuesta inconveniencia. Todo este accionar, fue obligando a los músicos a refugiarse en algunos centros periféricos de resistencia, sino en escuelas y en sindicatos. Muchos, cansados o amenazados, fueron lentamente expulsados al exilio.

Con una premeditación absoluta los militares se encararon de barrer los espacios colectivos existentes, promovieron la apatía y cercenaron todas las expresiones culturales que se alejaran de lo que ellos entendían debía ser la cultura argentina. Sin darse cuenta, potenciaron la convergencia de un montón de expresiones que como fin común tenían su opocisión al régimen, su poca posibilidad (no capacidad) de expresión y sus ganas de reconstruir o mantener algunos lazos permanentes. Una de las cosas que existían con anterioridad al golpe y que se potenció después del 24 de Marzo por sus características particulares fue la cooperativa artístico-musical que tenía sede en la casa de la familia Vitale. Entre los Músicos Independientes Asociados el lema era “primero el arte, segundo el negocio” y la cosa funcionaba como una institución de pedagógico-musical. Mientras Donvi ejercía el papel de formador, Lito y Liliana comandaban el barco de la compocisión y ensayos de la tribu que formaba parte de la banda y Esther se encargaba de armar los ficheros y enviar cartas a lo largo del país informando fechas de recitales o enviando discos a domicilio. Entre los músicos, también había quienes se encargaban del arte de tapa de los discos (M.I.A. grabó cuatro en total) y de las puestas en escena en vivo. “Autogestión: esa era la palabra. Como en las utopías obreras del novecientos, como en las cooperativas del viejo socialismo, M.I.A. estableció una red de oyentes a lo largo del país[1]” Esa red de oyentes se formó por medio de cartas, de información que circulaba entre conocidos, por el Expreso Imaginario, era un colectivo que funcionaba de manera muy organizada: producían sus discos, armaban sus giras, vendían sus discos, montaban sus escenarios, creaban su puesta en escena, todo en el seno de la cooperativa. Para dar un dato de la magnitud de lo forjado por los M.I.A., su disco Cornostipicum vendió 4 mil copias por adelantado, por pedidos que llegaban por carta a la casa de los Vitale.

M.I.A. (Músicos Independientes Asociados)

Fenómenos como estos tenían su correlato en el interior del país. En Rosario, Juan Carlos Baglietto, Rafael Bielsa, Adrián Abonizzio y Jorge Fandermole entre otros rosarinos (que descendieron en plena guerra de Malvinas en Buenos Aires para lanzarse a la masividad) formaron A.M.I. (Asociación de Músicos Independientes) que funcionaba de la misa manera. En Túcuman la banda Redd y en Mendoza el grupo Altablanca establecieron la misma forma de producción. Así, los primeros movimientos de músicos independientes (en boga con los adelantes tecnológicos de principio de siglo) nacieron bajo la órbita de la Argentina militar como un claro gesto de resistencia ante la opresión y la censura.

Hubo un momento en que lo más importante era recuperar los propios aires identitarios del “ser joven“. Alejados del mundo que proponían no sólo los militares sino el mundo adulto en general, cientos de jóvenes empezaron a buscar estrategias que les permitiesen sentirse parte de un colectivo un poco más representativo. Había que recuperar la noción de movimiento que años de atrás le había dado el puntapié inicial a una etapa de identidad cultural que no había terminado de nacer.

Desde mediados de 1976, acrecentándose de manera significativa hacia 1977, los parques y las plazas públicas volvieron a recuperar el papel que los militares con su estado de sitio permanente, con una ley marcial que jamás llegaron a aplicar y una persecución constante a todo lo que les resultase “ajeno” a sus concepciones de “ser nacional” les habían quitado desde el 24 de Marzo. Parque Centenario y Parque Rivadavia se convertían durante los fines de semana en sede de pequeñas congregaciones de jóvenes que gustaban de la música, los libros y del arte en todas sus expresiones. Allí, los discos se intercambiaban, los libros se prestaban y se armaban pequeñas posibilidades laborales en torno a algún proyecto que tuviese que ver con la danza, la pintura o la actuación. La artesanía y los colores también reflorecían en aquellos soplos de libertad de las tardes “en comunidad”.

Con base en esos lugares comienzan a aparecer las primeras publicaciones independientes. Escritas individual o colectivamente y con tratamiento artesanal, la producción casi clandestina de estas publicaciones (que en muchos casos sobrevivían tan sólo un par de números) daban cuenta de la necesidad de expresión que alcanzaría su punto máximo con la revista Expreso Imaginario (revista que entre 1976 y 1982 marcó un hito en la resistencia contracultural argentina), pero que se sentía extrema cuando las condiciones eran las que reinaban en aquel tiempo. Esas revistas daban cuenta de una necesidad de decir, pero también de una necesidad de “encontrarse”, no por nada surgen de los encuentros en el parque y allí se distribuyen principalmente. Pese a los intentos de los militares, la idea de lo colectivo era muy fuerte, esas revistas tenían la particularidad de tener responsables hasta la página 9 o 10 para luego dar lugar a que cada uno adose las ideas que le surgiesen, así las revistas se hacían in situ y circulaban gratuitamente entre quienes allí estaban. El rock, la cultura alternativa, producción propias de prosa, de poesía, opiniones que surgían en esa Babel que aparecía en las tardes porteñas de enclave militar.

Un hecho curioso pero simbólicamente muy fuerte tiene que ver con las “escuchas colectivas” que se organizaban en esos espacios, luego trasladados a algunos sitios más cómodos y más seguros para no perder la mística colectiva del recital. Hay testimonios en el trabajo de Pablo Vila que recogen estas experiencias en voz propia: “Era una época en que gastabas mucha más guita en recitales que en discos. ¡Gastabas mucha más guita! Pero es la época en que se empezó a escuchar discos en común. A nosotros, por ejemplo, en esa época se nos ocurrió juntarlos, entre 15 ó 10 tipos. Hicimos una discoteca gigante y escuchábamos discos entre todos. Porque era la única forma de ... de repetir el clima de los recitales, ¿viste? Nadie tenía discos en su casa, todos quedaban depositados en la casa del flaco que centralizaba. O sea que teníamos todo colectivo, ¿viste? Es que la música la vivíamos como algo colectivo... ¡es que era lo poco que tenías de colectivo![2]" dice uno de aquellos jóvenes que se empecinaban, en medio de tanto fomento del individualismo y ruptura de los lazos sociales en buscar la forma de juntarse un compartir aquello que los hacía sentirse, aún en esos momentos, parte de algo. En las peregrinaciones a Lujan (una de las pocas manifestaciones colectivas, junto al fútbol, que los militares no atacaban)"¡La gran mayoría de la gente que iba era de condición social bastante baja, y gente muy nucleada al rock, muy ligada al rock! Yo recuerdo que, por ejemplo, era muy común que, bueno... alguien llevaba un grabador, y se juntaban 20, 25 personas ó 30, que no tenían relación entre sí más que encontrarse en ese lugar, y se nucleaban alrededor de un grabador. Y de pronto al lado tuyo pasaba un curita con un grupito de catecismo, rezando, cosas así, y todo el mundo a las puteadas porque el cura, ¿viste?, por ahí te tapaba la música. Yo después pensaba y decía ¡qué hijos de puta! porque en realidad era una cosa de la Iglesia, nosotros ahí no teníamos nada que ver. Era fortuita nuestra presencia. ¡Vos ibas a otra cosa! Aparte te digo... llegabas allá, normalmente creo que en Luján después hay una misa, en la plaza. Y nosotros ni pelota; de Luján al micro y a casa.[3]"

Uno de los hechos de resistencia más explícitos se dio en lo estrictamente musical. Durante el período analizado (que aquí delimitamos desde 1976 hasta el final de 1981) se editaron en nuestro país unas 150 placas que se pueden catalogar dentro del rubro antes delimitado. Más allá del número, que no deja de ser anecdotario pero representativo, quienes lograron grabar durante aquellos años no lograban saltar la feroz situación de censura permanente que el “Operativo Claridad” había instaurado a lo largo y lo ancho del país.

En un contexto musical, hubo dos corrientes marcadas, una de ellas encontró en la experimentación musical como parte de una estrategia para mantenerse en pie, pero lo más importante giró entorno a lo lírico.

Herederos del primer Sui Generis, el dúo Pastoral se ubicaba en una corriente acústica cuyo fuerte se basaba en cálidas y concretas melodías acompañadas con una fuerte propuesta lírica que generalmente estaba a cargo del letrista Alejandro De Michele. Su tercer disco salió a la calle en 1976 a pocos meses de la instauración del régimen y el título del tema que abría la placa, el homónimo “Humanos” sonaba a denuncia y resignación. “Humanos quieren llamarse ellos,/que matan a un ave al volar./Humanos son los que con sus manos/la vista a un hombre le han de quitar./Sí, también soy humano, y lo fue mi hermano,/antes y después de morir./Pero el odio, por la gente inculcado,/lo llevó a lo alto y consiguió la paz./Humanos son los que cavan trincheras,/son los que rompen higueras.“Humanos, humanos son.”

LA MÁQUINA DE HACER PÁJAROS

Tras la separación de Sui Generis, Charly García había formado La Máquina de Hacer Pájaros y se había asentado en una corriente musical que apostaba los amplificadores, desde allí probó la fórmula de trabajar con dos tecladistas (él y Carlos Cutaia) mezclando pasajes tangueros con lo sinfónico que aparecía por todas partes en el mundo y con algunos guiños a los ritmos latinoamericanos. Pero no descuidó el prestigio como letrista que se había ganado en su primera banda. Las letras de García son tal vez, junto a las de León Gieco, una referencia obligada a la hora de trazar un mapa de relaciones entre la música argentina y la dictadura. En Charly la virtud aparece en un juego con el lenguaje que lo ha caracterizado durante toda su carrera y que supo explotar muy bien durante aquellos años. El primer disco de La Máquina apareció en 1976. Con casi la totalidad de sus temas pensados con anterioridad al golpe el disco logra alejarse un poco de la superficie en las referencias a lo que acontecía. Pero sin lugar a dudas, el punto más alto de descripción de sensaciones de aquellos primeros años de dictadura se encuentra en “Películas” el segundo y último disco de la banda. “Nunca dejes de abrirte, no dejes de reirte,/no te cubras de soledad/y si el miedo te derrumba/si tu luna no alumbra/si tu cuerpo no da más/no te dejes desanimar/basta ya de llorar/para un poco tu mente y ven acá (…)/No te dejes desanimar/no te dejes matar/quedan tantas mañanas por andar.” En un clima de apremiante represión y persecución donde el estado de sitio vacía las calles y todas las esquinas representaban un peligro permanente, Charly arrojaba un mensaje que sonaba a interpelación propositiva. “No te dejes desanimar” era un llamado a toda la juventud, a toda la sociedad. No había que bajar los brazos ante tanta negatividad. Después de todo todavía se podía albergar algún tipo de esperanza, aunque fuera ínfima. En ese clima, el tema que daba título al disco arrojaba una punta denunciativa tras una aparente interrogación inocente: “¿Qué se puede hacer salvo ver películas?”, preguntaba Charly García. Películas, era un excelente trabajo musical con constantes interpelaciones que cruzaban la barrera entre la intimidad y lo social. Teníamos entonces un tema que proponía no desanimarse, otro que interpelaba desde las sensaciones del encierro y las posibilidades de acción de un ciudadano medio, faltaba la descripción de lo social, de lo que se vivía en las calles. Ese guiño aparece en “Hipercandombe”: “Cuando la noche te hace desconfiar/yendo por el lado del río,/la paranoia es quizás/nuestro peor enemigo./Cubrís tu cara y tu pelo/también/como si tuvieras frío/pero en realidad/te querés escapar de algún lío./Dejenme en paz /no quiero más/no hay esperanza en la ciudad./Mi amada está lejos de acá/en un país hipernatural./Cuando la luz de gas y alquitrán/cubra tu cuerpo podrido/toda tu caretez, mi amigo, no tendrá sentido/y si te asusta este canto final/o no le encuentras sentido/podes cambiar el dial/y escuchar algo más divertido.” La paranoia, la falta de esperanzas, el peligro permanente, el esquivar situaciones riesgosas de manera constante. Todo se dibuja en el tema que completa el tridente de canciones que ubican al segundo disco de La Máquina de Hacer Pájaros en una referencia obligada cuando hablamos de rastrear gestos de resistencia musical durante los primeros años de la última dictadura en Argentina.

También en 1977, Pastoral iba a grabar “Atrapados en el cielo”, su cuarta placa. Con un claro crecimiento evidenciado en lo musical, De Michele sube la apuesta en lo lírico y el tema que le da nombre al álbum se convierte en un himno en lo referido a la denuncia de lo que se vivía. "Luis quiso llegar al cielo/de su mundo dibujado/y la realidad demente/esta vez lo ha emboscado/y quién sabe si no es/su sombra la que hoy/nos muestra una mueca de risa,/demacrada su voz/no alcanzo a disipar/al silencio que se lo tragó. /Luis, gran apuntador de los genios falsos,/mártir intelectual, te fuiste con tu llanto/a vivir en el cielo para poder entender/por qué mueren sin ser oídos/aquellos luises que son como vos.. /Humilde ser, tus /plantas se aferran hoy/a este infierno/donde se muerden los hombres/que alguna vez sonrieron. /Débil está tu herencia/porque al amor lo persigue la histeria/del tiempo absurdo que han empleado/para destruirte./Luis, ignorando tu esencia,/porque al fin tan sólo un hombre eras,/con temor clavándose en tu espalda/y en las manos toda la impotencia/esa que también hoy tengo yo” En cuatro estrofas, plagadas de metáforas, los Pastoral hablaban de la exclusión, la persecución y el encierro. No sólo de Luis (personaje de la historia) sino de “todos los luises que son como vos” y que en ese momento desaparecían de sus casas, de sus lugares habituales, de las calles, los trabajos, las escuelas y las universidades.

Pero había situaciones en que la censura era feroz. León Gieco lo sabe muy bien, en sus discos pocas canciones pudieron pasar el lapiz rojo de los censores pero sin duda el caso paradigmático en esta relación entre la músicay la censura durante la última dictadura es lo sucedido con “El Fantasma de Canterville” el tema de Charly García inmortalizado por León Gieco. La versión original había sido grabada por PorSuiGieco (Raúl Porchetto, Sui Generis, León Gieco y María Rosa Yorio) en el año 1975 pero el disco había salido a la venta un año después. La versión original del tema apareció en el disco tal cual había sido grabada lo que obligo a la compañía a sacar el álbum de circulación y suplantar la canción. De ese disco hay hoy tres versiones originales que salieron ese en 1976. Unos pocos tienen en sus manos el material con “El Fantasma de Canterville”, otra camada de quienes adquirieron el disco encuentran que en la lista de temas aparece suplantando a esa canción, un tema compuesto por Charly que se llama “Antes de Gira” y en el medio, un puñado de melómanos poseen en sus colecciones una edición que tiene en la lista de temas que aparece en la solapa el tema “Antes de gira” pero la cuando el disco gira lo que en realidad suena es el mismísimo Fantasma de Canterville.

PORSUIGIECO (Portada álbum original)

León Gieco grabó un disco con ese nombre en 1976 e intento incluir el tema tal cual había sido gestado. Las complicaciones fueron eternas y la letra tuvo que ser modificada. Para hacer la comparación, voy a tomar también la versión que Charly García grabó para el registro en vivo que se llamaba “Música del Alma” que se había sustanciado en un recital de 1977 y que salió a la venta en 1978. En la versión original dice: “me han ofendido mucho/ y nadie dio una explicación/ ay! Si pudiera matarlos/ lo haría sin ningún temor”. En el disco de León se modifico por “ay! Si pudiera odiarlos/ lo haría sin ningún temor” y en la versión de Charly: “ay! Si pudiera amaestrarlos”. Caso extremo en las diferencias de significado lo que ocurre con la estrofa que reza “Siempre fui un tonto / que creyó en la legalidad” en la que Gieco tuvo que cantar: “Siempre fui un tonto que creyó en la humanidad” y García ridiculizó la situación suplantando la letra por un acompañamiento onomatopéyico de la música: “Siempre fui un tonto/ que creyó en lalilalilaaaa”. Sobre el final del tema el grito que denuncia “He muerto muchas veces/ acribillado en la ciudad” se transforma en “He muerto muchas veces/ arrodillado sobre la ciudad” en la versión de León y “He muerto muchas veces/rodando sobre la ciudad“ en la de Charly. En fin, “El Fantasma de Canterville” tiene al menos cuatro versiones (en la tumba del fantasma los “discos” se transforman en “perros” en algunas ocasiones) con diferentes letras que las situaciones de los censores de turno obligaron a intervenir entre la obra y su ejecución.



[1] Pujol, Sergio. “Rock y Dictadura. Crónicas de una generación (1976-1983)”. Edit. Emecé Memoria Argentina. Año 2005

[2] Vila, Pablo. “Rock Nacional.Crónicas de la resistencia juvenil”. Jelin, Elizabeth (comp.) “Los nuevos movimientos sociales. Mujeres. Rock nacional. Derechos Humanos. Obreros. Barrios. Centro Editor de América Latina. Bs. As. Año 1985

[3] Idem

7 mar 2010

EL ROCK Y LA JOTAPÉ

Hay visiones que se convierten en hegemónicas con el paso de los años que en muchos casos son fruto de meras construcciones mitológicas en torno a los acontecimientos. Según lo define la Real Academia Española el mito se compone en gran parte por "una narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de carácter divino o heroico". Las narraciones fuera de tiempo han sido una constante en el análisis de las relaciones que la cultura rock ha mantenido con los movimientos políticos revolucionarios del país durante la última parte de los sesenta y la primera etapa de los setenta. Aquellas épocas de ebullición son leídas por muchos con matrices diferentes que suelen ubicar, por momentos, a la cultura rock y las formaciones políticas juveniles en polos casi antagónicos; en muchos casos expresando la presencia de un aborrecimiento mutuo. El revisionismo histórico ha instaurado nuevas corrientes de lectura de aquellos años y nos ha permitido observar lo que muchos se encargaron de negar despiadadamente. Sin negar las diferencias, la apuesta revolucionaria unía en el fondo de la cuestión a las dos partes más activas de la juventud de aquellos años. La revolución cultural y la revolución política podía encontrar disyuntivas en el campo de la acción, aunque filosoficamente los puntos de encuentro serían más claros.

Las conexiones entre la militancia política y la cultura rock de los primeros años puede rastrearse en muchos puntos que suelen hacer coincidir acontecimientos, fechas, personajes. El anecdotario puede resultar muy interesante. Desde la militancia compartida por Spinetta y Del Guercio con Chacho Alvarez, Carlos Grosso y Rodolfo Galimberti (entre otros) en el seno de JAEN (Juventudes Argentinas por la Emancipación Nacional, corriente que finalmente terminaría formando parte de Montoneros) hasta el inequívoco dato que señala que el hoy mítico Mandioca fue fundada por Jorge Alvarez cuya editorial fue la encargada de sacar a la luz más de 200 títulos del progresismo de la época (la empresa que llevaba su nombre funcionó entre 1963 y 1969) con auotres como Walsh, Piglia, Quino, Norberto Galasso y Abelardo Castillo entre otros. En fin, un sinnúmero de situaciones que no enumeraré aquí porque seguramente serán temas para otras entradas.

Manal
Jorge Alvarez y Claudio Gabis

Pero, no por azar los ejemplos tienen una relación más estrecha con la rama corriente peronista. Corría el año 1973 y la fórmula del FREJULI había ganado las elecciones. La Juventud Peronista comprendió entonces que, más allá de las diferencias conocidas entre el campo de la acción política revolucionaria y el conjunto de jóvenes afines a las nuevas corrientes de la música popular, había que integrar en el proceso a todos los sectores dispuestos a modificar el orden de las cosas y ahí estaba el rock. Y en el rock había un aliado: Jorge Alvarez. Como se lee habitualmente en la barra lateral de este sitio, Billy Bond decía al respecto: "Eramos todos peronistas y Jorge Alvarez especialmente. Por eso la tapa de Pidamos peras a Mandioca es una gran pera… es un Perón. La pera era Perón y nadie lo entendió. El gran Perón. Nosotros teníamos una forma de contestar a la represión diferente a la de otros músicos de rock nacional. De alguna manera, en 1970, Perón era lo contrario a lo que había y, en ese momento, te identificabas ideológicamente. Era una toma de posición, para saber de qué lado estabas: del lado de la represión o del otro. Todos nosotros, consciente o inconscientemente, estábamos del otro lado". El 31 de Marzo de 1973 la plana mayor del Rock Argentino fue convocada a formar parte de lo que se llamó Festival del Triunfo Peronista, convocada por la Brigada de la Juventud Peronista en el Estadio de Argentinos Juniors. En la programación estipulaba se encontraban Aquelarre, Pappo´s Blues, Billy Bond y La Pesada, Pescado Rabioso, Sui Generis, Dulces, La Banda del Oeste, Vivencia, el dúo Miguel y Eugenio, Gabriel, León Gieco, Raúl Porchetto (que por un "herror" de imprenta aparecía en los afiches como "Rubén Porchieto"), Escarcha, Color Humano, Litto Nebbia y Pajarito Zaguri. Pero la lluvia hizo que todo se desarrollase de manera interrumpida. A las 17:30 hs del último día de Marzo del 73, tras la lectura de las adhesiones protocolares correspondientes una multitud de jóvenes con las clásicas pancartas de la época asistió a la actuación de La Pesada (hicieron dos temas) que se continuó con la presentación trunca de La Banda del Oeste. El grupo comenzó pidiendo un minuto de silencio en memoria de Eva Perón y cuando el espectáculo musical iba a comenzar, uno de los organizadores puso un freno ante la llegada del flamante vice-presidente electo Vicente Solano Lima. Se entonó el himno, Solano Lima arengó a la juventud y cuando La Banda... se dispuso a tocar, los desperfectos técnicos volvieron a copar la parada. Ante el silencio, el baterista de la banda aprovecho para "leer un pensamiento de Juan Domingo Perón sobre la Juevntud"...pocos lograron escucharlo. Solucionado el problema con el sonido, la lluvia terminó con lo programado.

BILLY BOND

En su libro "No Toquen. Músicos Populares, Gobierno y Sociedad/ Utopias, Persecusión y Listas Negras en la Argentina 1960-1983" el periodista Darío Marchini explica el telón de fondo de aquella tarde:
"Alternadamente, Bond fue abordado por distintos allegados a la organización. "Antes de cantar tenés que hacer alguna mención a Evita", fue la primera recomendación. "Tenés que decir algo de Isabel", le sugirió otro. "Ni se te ocurra hablar de Isabelita, sólo de Perón y el Tío Cámpora", le previno un tercero. "Únicamente podés hablar de Perón" fue la última directiva, ya en tono de orden. "Pónganse de acuerdo muchachos, esto así va a terminar mal!" protestó el cantante, quien a esa altura seguramente ignoraba el carácter profético que terminaría cobrando su queja. (...) Evidentemente no fue un día peronista. Algunos especulan que esa tarde el poder político comprendió que no podían llevar a los músicos del rock para su molino, y decidió combatirlo, ya no sólo por la longitud de sus cabelleras."

Esta última interpretación que Marchini realiza sobre los significados de aquella tarde de precipitaciones desafortunadas es rebatible sólo desde el ámbito de las apreciaciones. Significativamente, luego de la renuncia de Cámpora, la persecución a los músicos de rock se tornaría asfixiante. Los atentados en recitales y las razzias en nombre de la "defensa de los valores morales de la Nación" se convertirían en moneda corriente y servirían (como muchas cosas más) como anticipo de lo que llegaría en 1976. Precisamente, con le llegada del golpe, la conexión en la resistencia volvería a unir expresamente a los grupos políticos juveniles y a las corrientes de la cultura roquera nacional. Pero es cierto que aquella tarde de Marzo iba a unificar la dos expresiones más convocantes de la juventud "no azonzada" de la época y el olor a revolución, a cambio, al paso de la resistencia a la ofensiva iba a flotar claramente en una comunión que hasta el momento no se había centrado en las coincidencias, prestándole demasiada atención a las distancias. Seguramente, el tema de las conexiones y las distancias volverán a ser tratadas en el marco de este sitio.