28 ene 2010

CEMENTO ECHO POLVO

Era difícil imaginar un final distinto para lo que fue el templo del under roquero durante las últimas dos décadas. Cemento se convirtió en este último tiempo en un deposito del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y, como sucede con templos de estirpe similar (piensen sino en la mítica Cueva o en los gloriosos estudios TNT) el progreso solo comprende las cosas a partir de la demolición.

Cemento había abierto sus puertas en Junio de 1985, en medio de la explosión del under porteño que revivía en cientos de experiencias vanguardistas en aquel clima de reviente post-dictatorial (y también post-primavera). Fundado originalmente como un espacios para artes varias, centrado con mayor preferencia en las puestas escénicas, el lugar ideado en medio del romance entre Katja Aleman y Omar Chabán lentamente se fue convirtiendo en el sotano roquero por excelencia. Dos generaciones de músicos mostraron sobre aquel escenario sus primeras armas de combate. El aspecto de trinchera que el propio lugar cerraba ,casi sin proponérselo, una metáfora maldita que terminó cuando el fuego alcanzo al aliado mayor. Cromagnon era hijo de Cemento. Chabán intentó amplificar desde ese emprendimiento la experiencia de Cemento, con mayor olfato empresarial pero con la misma desfachatez que caracterizó a la bohemia ochentosa que se fue tergiversando lentamente en la cultura del reviente, producto de años de malarias permanentes en la que en nuestro país se fueron perdiendo las posibilidades de soñar. Sólo quedaba resistir o reventarse, algo de todo eso mamo la juventud que noche a noche albergó el último Cemento. Los resultados de todo ese cóctel están, lamentablemente, a la vista.

Cuando Cromagnon ardía, Cemento cerraba por última vez. Adentro quedaban las escrituras en las paredes, cientos de anécdotas que hoy forman parte del folclore roquero argentino y una postura contracultural que supo aguantar hasta la ambición de su propio creador, que lo fue relegando para embarcarse en el proyecto que lo terminó condenando.
Físicamente, poco y nada queda de Cemento. Gran parte de la historia del rock argentino comenzará a dispararse a partir del mito que nace con su destrucción. Otra señal de una etapa en la historia de nuestra cultura rock que va esta llegando a su final.

Foto: Página/12

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