4 ene 2010

HASTA SIEMPRE GITANO

ROBERTO SANCHEZ (1945-2010)

Estaba destinado a ser un ídolo popular. Había nacido en el 45´ cuando los cabecitas negras se levantaban y el barrio iba a la ciudad para conquistarla plenamente. El pibe desfachatado de Valentin Alsina que conquisto el mundo a partir de su voz potente, su prosa sencilla y sus movimientos provocativos y revolucionarios hoy ve desde quien sabe donde cómo lo llora un país y tres generaciones. Siempre rompió los moldes, nunca se quedó quieto, ni aún cuando sus débiles pulmones le pedían un descanso. Cuando por todo el mundo (y la Argentina por supuesto) famélicos productores discográficos inventaban forzados imitadores del rock&roll norteamericano, el morocho bajó con todo su bagaje barrial y le puso autenticidad a los movimientos, sentimiento a la voz y conquisto a la primera generación de pibas que vociferaban su nombre, entre el colapso nervioso y el morir de amor. Vio nacer al rock argentino, estuvo ahí, en los míticos lugares en donde todo se gestó, codeándose y aportando a la creación autóctona de un género que lo había catapultado a él a ser un semidios juvenil desde las pantallas de la televisión.

Después, su carrera dio el vuelco que todos conocemos, pero no perdió el fuego de la revolución permanente. Nadie se movía como Sandro, porque, en cierto modo, sólo él lo tenía permitido. Llenó el Madison Square Garden y volvió a cantar en bailes populares, en clubes de barrio. El sabía de donde venía y jamás traicionó sus raíces. Se quedó donde sabía que tenía que estar. Dejó de lado los grandes teatros, la posibilidad de la fama efímera, las voces en otro idioma. Sus movimientos, sus canciones, su voz no podía ser comprendida de manera correcta alejada de las barricadas que lo vieron nacer. Alejadas del sudor del pueblo, las canciones y las pasiones del gitano probablemente no significarían nada.

Más allá de las comparaciones, no fue Elvis al principio y no fue Frank Sinatra después. Fue simplemente Sandro. Ese tipo que revoleando una campera de cuero o invitando al amor pasional, no convencional, ese fluye desde el sentimiento, no el que se abroquela en las formas tradicionales del “te quiero” moral, logró enamorar a tres generaciones de mujeres y hombres. Sandro fue fuego permanente, por eso su aporte a este mundo tiene el valor que tiene.

Al Gitano de Valentín Alsina la vida se le fue consumiendo como se consume la vida de cada uno de los cigarrillos que lo llevo a la muerte. La peleo, hasta donde pudo. Aún cuando su corazón y sus pulmones dijeron basta, el decidió continuar. Pero muchos destinos parecen estar marcados y la luz se apagó una tarde noche de enero.

Muchas cosas se podrán decir y como aparecen los amantes, los detractores también harán sonar sus campanadas. Pero su poesía está allí, su historia marcó a fuego la cultura popular argentina y eso es lo que hace que en cada rincón del país alguna lágrima aparezca inevitablemente. Roberto Sanchez…el primer roquero…el último romántico…el eterno…Sandro!

1 comentario: