20 ago 2009

CROMAGNON Y LOS LÍMITES DE LA JUSTICIA

"Frank zappa and the mothers
Were at the best place around
But some stupid with a flare gun
Burned the place to the ground
Smoke on the water, fire in the sky"
("Smoke on the water" Deep Purple, 1972)

El martillo golpeó sobre la mesa. La Justicia ha dicho. Y Cromagnon quedará impune, una vez más. Pese a todo lo que se tejió en torno a este juicio, la Justicia tuvo que lidiar con una carga demasiado pesada. La de dictaminar responsabilidades sobre un hecho social. La de individualizar responsabilidades sobre crímenes colectivos. La de buscar responsables, una vez más, sin poder atender a la totalidad de factores.
Era de esperar un falló controvertido, un fallo carente de justicia real. Pero la cosa fue peor. No sólo por el fallo en sí, sino por las repercusiones inmediatas. Por una sociedad que no aprende, y lo que es peor, no demuestra interés en hacerlo. La corridas, los banderazos, las provocaciones, los golpes, la intervención de la polícia. Una foto más de esta Argentina, que con casi 200 años de historia todavía no hemos sabido construir. Un empresario, una policía corrupta, una banda de rock, un conjunto de prácticas irresponsables y una sociedad diezmada. El saldo, 194 muertos y una herida abierta. ¿Qué nos deja Cromagnon... 4 años después?
Partamos del consenso común. Hay una sociedad pauperizada, con base en un innegable deterioro social y económico en la que la mayoría de los seguidores del grupo Callejeros ha crecido y se ha formado. Ese factor que aparece como determinante en todos los análisis que patean el tablero, desconoce las responsabilidades individuales y colectivas que en este lugar le corresponde a las propias víctimas, a la propia banda y a nosotros mismos como jóvenes y como sociedad. Hay un tarado que prendió una bengala en un lugar cerrado, con 3 mil personas alrededor, ¿es él el único responsable? Claro que no. Si durante años se fomenta disparar al aire como metodología de festejos, el dueño del arma de la bala perdida que termina en la muerte de alguién no es el único responsable, ni es un asesino. A lo sumo, un responsable más de una prática suicida. Y el uso de elementos pirotécnicos (ya sea en lugares cerrados o abiertos) en medio de concentraciones colectivas es una práctica suicida (colectiva).
La pauperización cultural a la que nuestro país fue sometido ha creado, también, líderes de barro. Es mentira que lo que pasó en Cromagnon le pudo haber pasado a cualquier banda, a cualquier público, en cualquier lugar. En primer término porque pese a lo que nos quiera hacer creer la prensa oficial, los arrepentidos y los banderilleros de tribuna esa práctica no se daba en todos los recitales que se repetían en el país. Hay sobradas muestras, es más, hasta me atrevería a decir que el arco más amplio de la música popular argentina (y en el propio sub-universo roquero) eso no era así. Acá, Callejeros, no sólo formaba parte de una pequeña parte en donde estas cosas sucedían sino que la práctica, pese a lo que me quieran hacer creer, era alentada por la propia banda. Y si no era alentada, al menos, nada se hacía para evitarlo. Recuerdo haber estado en recitales de Callejeros en donde la banda aplaudía la revuelta grotesca de fuegos asfixiantes entre el público, recuerdo haberme quedado sin aire, tengo la certeza de que nada se hacía en materia preventiva desde el escenario. Miles de jóvenes necesitados de identidad, despojados de sus derechos básicos, se encontraban un lugar "sintiéndose parte de". Algo que, lamentablemente, llevó a muchos a la muerte. ¿Puede desconocerse la responsabilidad de quienes auspiciaban de anfitriones de una fiesta de lo que suceda en ella? Otra vez, el engaño. Las miles de personas que siguen religiosamente a un grupo de rock, necesitan al menos ser respetados. La falsa ilusión de compartir protagonismos, el cuento de "la fiesta la hacemos todos". El escenario que se trasladaba a la tribuna, obviamente en distintas condiciones. Un pequeño grupo de personas resguardadas en un escenario, ganando dinero, con la seguridad de estar protegidos, con salidas traseras propias y sin demasiados riesgos mentía al convencer a miles de personas hacinadas que "eramos todos iguales". Puede ser una consecuencia de la masificación del movimiento, del tribuneo futbolero que todo lo consume y del gran sistema que privilegia la ganancia ante todo, incluso ante la propia vida. A drede o no. Eso es lo que sucede.
El rock, la música popular, la convivencia, la identidad común, nunca fue eso. No se puede pensar que saltando, empujando, quemando, obligando a quien está a mi lado a hacer lo que no quiere se está construyendo algo común. Es una actitud en la que se pueden encontrar hasta tintes facistas. El rock, nunca fue eso. Nunca, un movimiento que se considera desde su génesis como liberador, transformador, revolucionario puede prestarse a diyuntivas como las expresadas en canticos del tipo "tal no se murio, que se muera este otro". No se puede pensar que hay un culpable en esto, porque los culpables somos todos.
¿Una lectura simplista? ¿Un lavado de manos? Puede ser...pero es l que pienso. A ver si me explico. En Cromagnon hubo:
* Habilitaciones corruptas
* Coimas a funcionario públicos
* El corte innecesario de entradas al lugar (gente hacinada= más $)
* Un techo recubierto con material inflamable
* Gente que encendía bengalas con el guiño cómplice de todos los demás
* Madres que dejaban a sus bebés en guarderías improvisadas en baños públicos
* Una banda que alentaba el uso de pirotecnia
* Puertas de seguridad que jamás se abrieron
* Ambulancias que llegaron tarde
* 194 muertos, cientos de heridos, cientos de familias destruidas
¿Qué hace la justicia y la sociedad ante esto? Evitan culpas, ambas dos. Se lavan la cara, no toman conciencia del deber que les corresponde a cada una y así se procede a la búsqueda de "chivos expiatorios". Alguién que debe pagar por todo el mundo. Obvio que hay quienes tienen más responsabilidades que otros. Obvio que no es lo mismo Chabán, los policías coimeros y Callejeros que todos los que algunas vez encendieron una bengala, alentaron su uso o no hicieron nada para impedirlo. Pero en ningún momento se toma conciencia real, al menos es mi sensación de lo que realmente pasó. "Ibarra, Chaban, la tienen que pagar", "Ni la bengala ni el roncarol, a esos pibes los mató la corrupción"... desligar responsabilidades, esa es la fórmula aquí.
20 años de prisión a Chabán y 18 al manager de Callejeros, ahí están quienes deben dar la cara. El resto, bien gracias. Las funcionarias que manejaban las habilitaciones recibieron penas de dos años cuando al fin y al cabo son las que permitieron que ese local funcionse de esa forma. Chabán y Argañaraz se cargan, hoy, con la culpa de todos los personajes que participaron de la tragedia. A los pibes los mató la corrupción, pero un poquito. Porque, más allá de la corrupción, a esos pibes los mató la bengala y una práctica del "rocanrol" que lejos de parecerse, realmente, al rock se ha convertido en todo aquello contra lo que el rock siempre combatió. Y la culpa de eso, es nuestra.





3 comentarios:

  1. Tiene momentos altos tu texto.
    Vos sabes que a mi me sorprende que nadie haya hecho una lectura acerca de la justicia en términos de tendencia.
    Si uno mirá las tres grandes tragedias de los últimos 20 años probablemente acordaríamos que fueron el ataque a la Embajada de Israel, AMIA y Cromagnon. Los tres casos además tuvieron un fuerte tinte político.
    Lo que nadie dice es que los familiares de Cromagnon hoy pueden recurrir una sentencia porque la tuvieron. La justicia falló (que notable el uso de los verbos en el lenguaje jurídico) pero al menos llego a una sentencia. Hubo una investigación y hubo una decisión desde las instituciones que la sociedad consagra para producir verdad acerca de hechos sociales.
    Hoy la justicia funciona, no como hace 17 años.
    Saludos!

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