2 jul 2009

NOS PONGAMOS EN PELOTAS!


Entre las gloriosas épocas de Juan Gatti, la complejidad de Rocambole o las fotos de "Dylan" Martí, la historia de las caratulas aparecidas a lo largo de la historia del Rock en la Argentina guarda su lugar para aquellos que decidieron, en diferentes épocas, poner el cuerpo, literalmente. Como bien lo marca la historia, tuvieron que pasar poco más de dos décadas para que a alguien se le ocurriese emular la histórica tapa de la pareja Lennon-Yoko Ono en Two virgins (1968) en donde el todavía beatle y su esposa oriantal posaban en tapa como dios los trajo al mundo. Aquello era todo un concepto de época, sin dejar de notar el caracter rupturista de aquella imagen que copó bateas de una sociedad acartonada.

Hubo en la Argentina intentos, insunuaciones, sospechas...de todo. Lo sexual continúo siendo un tabú. Se transparentaba en las letra pero las imágenes (y sobre todo las portadas!) parecía un escollo que nadie se aventuraba a cruzar. La supuesta vagina chorreada del Durazno Sangrando de Invisible (1975), el culo pop de Superficies de Placer (Virus, 1987) y más acá en el tiempo... las tetas calientes de Leche (IKV, 1999), la morcilla de Divididos en Vengo del Placard de otro (2002) y la provocativa tapa de Jessico (Babasónicos, 2001).

Pero, en rigor de verdad, fueron los Pachuco Cadaver los primeros que pusieron su cuerpo al servicio del packashing de su primer disco editado en el país , 3 huevos bajo tierra, aparecido en 1991. "Yo le dije a Piccolini: la única manera de que vendamos este disco en la Argentina, es poniéndonos en bolas en la tapa" cuenta Roberto Pettinatto, que radicado en España buscaba su experiencia post-Sumo luego de encontrarse con Guillermo Piccolini y Willy Crook. La tapa, pasará la historia por el tamaño del pito del saxofonista y periodista devenido en showman televisivo. La idea es del propio Pettinatto: "De todas las tomas elegimos ésta porque era en la que mi pito salía más chico, y me parecía que la gente de lo que iba a hablar era del pito chico de Pettinatto. Mucho más en este país, donde a todos les gusta burlarse del pito chico ajeno". Así fue la idea y el resultado de aquella tapa que sirvió de presentación para una banda que ha pasado a la historia sin ser, a mi humilde modo de ver las cosas, el reconocimiento merecido. Al igual que Almendra, la explosión Sumo tuvo tres vertientes. Las dos más conocidas (Divididos y Las Pelotas) y Pachuco Cadaver.

Después vinieron otras famosas exposiciones corporales. Quizás, la única capaz de vencer en el rubro a la comentada anteriormente, sea la tapa de Cabeza de los Pez, aparecido en 1994. Una verdadera muestra de prepucios en primerísmo plano. Ariel Minimal, Poli y Alez Barbieri tomaron sus repsetivos penes, lo apretaron y dejaron al descubierto, ese pedazo de cuero que la creación puso al miembro masculino para proteger al glande. Tal cual es la tapa.

Las caratulas siguieron, la andrógina desnudez de Andrea Alvarez en Dormis? (2005) y la apuesta de Gil Solá al desnudar a su hija y su mujer y hacerlas caminar por el medio de la pampa secapara la caratula de Leaving las vergas es una prueba más de las experincias nudistas en la historia de nuestro rock. Experiencias que tienen que ver con un concepto estético, pero también con una actitud ante la vida, la sociedad, sus modismos, formas de ver al mundo, hartarse de él y conmoverlo de manera permanente.

Podés leer la historia de las tapas de los discos del rock argentino en el libro "A todo volumen. historias de tapas del rock argentino" que editó Sebastián Ramos en el 2008.

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